miércoles, 27 de junio de 2012

La costa - Ray Bradbury





Marte era una costa distante y los hombres cayeron en olas sobre ella. Cada ola era distinta y cada ola más fuerte. La primera ola trajo consigo a hombres acostumbrados a los espacios, el frío y la soledad; cazadores de lobos y pastores de ganado, flacos, con rostros descarnados por los años, ojos como cabezas de clavos y manos codiciosas y ásperas como guantes viejos. Marte no pudo contra ellos, pues venían de llanuras y praderas tan inmensas como los campos marcianos. Llegaron, poblaron el desierto y animaron a los que querían seguirlos. Pusieron cristales en los marcos vacíos de las ventanas, y luces detrás de los cristales.



Esos fueron los primeros hombres.



Nadie ignoraba quiénes serían las primeras mujeres.



Los segundos hombres debieran de haber salido de otros países, con otros idiomas y otras ideas. Pero los cohetes eran norteamericanos y los hombres eran norteamericanos y siguieron siéndolo, mientras Europa, Asia, Sudamérica y Australia contemplaban aquellos fuegos de artificio que los dejaban atrás. Casi todos los países estaban hundidos en la guerra o en la idea de la guerra.



Los segundos hombres fueron, pues, también estadounidenses. Salieron de las viviendas colectivas y de los trenes subterráneos, y después de toda una vida de hacinamiento en los tubos, latas y cajas de Nueva York, hallaron paz y tranquilidad junto a los hombres de las regiones áridas, acostumbrados al silencio.



Y entre estos segundos hombres había algunos que tenían un brillo raro en los ojos y parecían encaminarse hacia Dios...

lunes, 18 de junio de 2012

miércoles, 13 de junio de 2012

El árbol -Ezra Pound





Me detuve y fui un árbol en medio del bosque

y supe la verdad de cosas nunca vistas;

de Daphne y la rama de laurel

y de esa vieja pareja que adoraba a los dioses

convertida en olmo -roble en la campiña-.

No fue sino hasta que los dioses

fueron invocados con aprecio, y llamados

al calor del hogar en su corazón,

que pudieron hacer este prodigio;

con todo, he sido un árbol en medio del bosque

y muchas cosas comprendí

que antes a mi cabeza le parecían locuras.





domingo, 10 de junio de 2012

sábado, 9 de junio de 2012

CARTA AL SEÑOR LEGISLADOR DE LA LEY DE ESTUPEFACIENTES - Antonin Artaud




Señor legislador,

Señor legislador de la ley de 1916, aceptada por el decreto de julio de 1917 sobre estupefacientes, eres un cretino.

Tu ley no sirve más que para fastidiar la farmacia mundial sin beneficio para el nivel toxicómano de la nación porque

1º El número de toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias es mínimo.

2º Los verdaderos toxicómanos no se aprovisionan en las farmacias.

3º Los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias son todos enfermos.

4º El número de toxicómanos enfermos es mínimo comparado con el de toxicómanos por placer.

5º Las restricciones farmacéuticas de la droga no molestarán jamás a los toxicómanos voluptuosos y organizados.

7º Siempre habrá toxicómanos por vicio de forma, por pasión.

8º Los toxicómanos enfermos tienen sobre la sociedad un derecho imperecedero, que se les deje en paz.

Es, sobre todo, una cuestión de conciencia.

La ley de estupefacientes pone en manos del inspector-usurpador de la salud pública el derecho de disponer del dolor de los hombres; es una pretensión singular de la medicina moderna el querer dictar sus reglas a la conciencia de cada uno. Todos los balidos de la carta oficial no tienen poder de acción frente a este acto de conciencia: más aun que la muerte, yo soy el dueño de mi dolor. Todo hombre es juez, y juez exclusivo, de la cantidad de dolor físico, y de la vacuidad mental que pueda soportar honestamente.

Lucidez o inlucidez, hay una lucidez que ninguna enfermedad podrá quitarme, es la que me dicta el sentimiento de mi vida física. Y si yo he perdido mi lucidez, la medicina no tiene otra cosa que hacer más que darme las sustancias que me permiten recuperar el uso de esa lucidez.

Señores dictadores de la escuela farmacéutica de Francia, sois unos pedantes roñosos; hay una cosa que debería medir mejor: que el opio es esa imprescindible e imperiosa sustancia que devuelve a la vida de su alma a quienes tuvieron la desgracia de perderla.

Hay un mal contra el cual el opio es soberano, y ese mal se llama Angustia, en su forma mental, médica, psicológica, lógica o farmacéutica, como quieran.

La Angustia que hace locos.

La Angustia que hace suicidas.

La Angustia que hace condenados.

La Angustia que la medicina no conoce.

La Angustia que vuestro doctor no comprende.

La Angustia que lesiona la vida.

La Angustia que rompe el cordón umbilical de la vida.

Por vuestra inicua ley ponéis en manos de personas irresponsables, cretinos en medicina, farmacéuticos cochinos, jueces fraudulentos, doctores, comadronas, inspectores-doctorales, el derecho a disponer de mi angustia que es tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno.

Temblores del cuerpo o del alma, no existe sismógrafo humano que permita llegar a una evaluación de mi dolor con precisión, que aquella, fulminante, de mi espíritu.

Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento inmediato que puedo tener de mi ser: Yo soy el único juez de lo que está en mí.

Volved a vuestros graneros, médicos hediondos, y tú también, Señor Legislador Moutonnier, que no deliras por amor a los hombres, sino por tradición de imbecilidad. Tu ignorancia de lo que es un hombre, sólo es igual a tu estupidez al pretender limitarlo. Yo te deseo que tu ley recaiga sobre tu padre, tu madre, tu mujer y tus hijos, y toda tu posteridad. Y ahora me trago tu ley.




Roberto Arlt





Queridísima amiga, auténtica y querida amiga. Por fín solo, para poder charlar con usted. Pensaba en usted, aunque éste no es el término que debo emplear; en realidad seguía en su compañía. Me he apresurado a meterme en la cama y desde la cama le escribo, con un codo sobre la almohada, la cara sobre la mano y un bulto de carillas. ¿Cómo podríamos llamar a esto que ocurre entre nosotros? ¿Felicidad o predestinación? Ocurre que estamos juntos y nos comunicamos nuestras experiencias con una jovialidad natural de criaturas que han vivido juntas años y años. Ningún embarazo frente a nada. Ningún temor de lo que el otro puede pensar de uno. Las cosas tienen sus nombres y por sus nombres las llamamos, y no se da caso semejante de que la coincidencia de las situaciones haya provocado la coincidencia de caracteres. No me canso de pensar en mi buena suerte. Soy realmente un hombre afortunado. Afortunado por haber encontrado a mi igual.

lunes, 4 de junio de 2012

ACUÁNTICA







Paisaje

Mucha agua. No sólo el mar en algunas ciudades sino en todas. Mucha fauna marina gracias a la bendición del agua. A mediodía haciendo una pausa en el trabajo o almorzando por una ventana los delfines se ven saltar.



En el paisaje también hay montañas de verde intenso. Y planicies donde el sol arriba parece un faro.

Clima

4 estaciones constituyen el clima de Acuántica: Verano en playas de arena caliente y mujeres en bikini; Invierno con nieve en los huesos; Otoño natural y atractivo; Primavera para libaciones al dios UVA.

Origen étnico de los habitantes

Nuestra etnia es tipo coctel, es decir, hasta las razas más disímiles se combinan. Aquí viven sin resentimiento por el color de piel: negros, blancos, mestizos, zambos, mulatos, indígenas, en armonía con los animales.

Lengua

Como en Babel, se hablan todas las lenguas a la vez. Al principio fue difícil que las cosas marcharan en Acuántica, sin embargo, el lenguaje pudo reunir a las personas según el idioma, y así, lograr el anhelado entendimiento. A partir del lenguaje se crearon los pueblos. Una curiosidad es que en mi país predomina sobre un aleph de dialectos, una carga notable de palabras amerindias.



Pesas y medidas

Para calcular el peso cada familia del país se provee de una gramera —los barcos las traen en diversos tamaños y estilos— y en cada operación que sea necesario saber el peso de algo la gente lleva su gramera propia.



Y si de medir mi país imaginario se trata, especialmente las distancias, se utiliza el antiguo método del tabaquito, es decir, si Mahoma quiere ir a la montaña y la distancia calcular, lo hará con los tabaquitos. A mayor distancia mayor número de tabaquitos.



Religión

Politeísta, llena de sincretismo e idolatría, como en Sodoma y Gomorra, las falsas religiones seducen a los hombres, sólo que aquí en este país no se utiliza el juicio de valor para examinar la religión, tampoco se habla de castigos y nuestros dioses viven en una trágica fiesta perpetua.

Dimensiones de la capital

Ante los desastres naturales que poco a poco desmoronan la tierra, el país imaginado cuenta con un millón de habitantes, suficiente para llorar una tragedia ante una posible desaparición.

Forma de gobierno

En Acuántica el sistema de gobierno es democrático, y como en Grecia, todos participan si demuestran competencias orales y escritas; asimismo, nuestros ciudadanos aprobarán un curso obligatorio de 36 semanas sobre introducción a la política.

Medidas de seguridad



La seguridad en mi país imaginario no es medible debido a que por un minuto que dura la fábula la violencia ha cesado.



Fuentes de energía natural



La principal fuente de energía natural en Acuántica es la eólica, gracias a las densas corrientes de aire que nos atraviesan, se instaló en cada lugar que requería energía, 3 aspas gigantes que giran a gran velocidad. El quijote con tantas aspas girando estaría consternado.

Actividades económicas



Tanta agua en mi país imaginario hace de la pesca el motor de la economía. Toda clase de animales marinos se pescan y luego se venden en mercados donde ellos boquean su trágico destino.



Medios de transporte

Chalupas, lanchas, planchones, góndolas, piraguas, para navegar por las aguas de Acuántica.



Arquitectura

Abundan las malocas y los bohíos hechos con bambú. También existen muchas casas de tapia. La zona comercial e industrial está compuesta de caserones cuyo interior es muy extenso. Colegios y universidades se decoran con jardines.



Muebles y utensilios del hogar

Como prevalece el 5º elemento en Acuántica, la madera, en especial el roble, casi todo está hecho con madera: los armarios, la cuchara, el lápiz, las camas, la mesa y las puertas, en fin una gama de objetos.

Vestido formal

El país tiene 4 estaciones, de ahí que el vestuario cambie de acuerdo con el estado el tiempo. Cuando llueve predominan las chaquetas. Con sol, las mujeres usan cortas pantalonetas y exhiben sus brazos dorados. En otoño la ropa ligera, camisas y pantalones sueltos. Para la primavera la gente camina con vestidos de baño, todos, sin excepción.



Fuentes de información pública

Por el deseo gubernamental de correr parejos con los vertiginosos tiempos modernos, en cada hogar hay internet gratis e ilimitado, así como computadores portátiles para cada integrante de las familias.

Monumentos

A los hombres que pescaran el delfín amarillo, heroica gesta que en Acuántica se transmitió como una leyenda, de generación en generación.

Diversiones públicas

Todas las bellas artes participan en la oferta cultural de los ciudadanos. En los barrios pululan los cines. La mayor parte del teatro es callejero. La poesía cuenta permanentemente con una editorial que publica obras ecológicas. En la noche la danza se desborda con las mujeres que giran por los andenes.



Moneda

El delfín.



Escudo

De las extensas aguas emerge un roble y por encima de él los delfines saltan haciendo una diadema.



Bandera

Color azul de fondo y un delfín rojo en la mitad.



viernes, 1 de junio de 2012

“Birds in the night” – Luis Cernuda






El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida


En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,

Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,

Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,

Durante algunas breves semanas tormentosas.

Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,

Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.



La casa es triste y pobre, como el barrio,

Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,

No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.

Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,

Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo

Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,

Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.



Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho

Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.

Mas podemos pensar que acaso un buen instante

Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno

Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.

Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,

En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.



Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,

Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura

De la separación, el escándalo luego; y para éste

El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres

Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas

Errar desde un rincón a otro de la tierra,

Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.



El silencio del uno y la locuacidad banal del otro

Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía

Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.

Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro

Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos

En entredicho siempre de las autoridades, de la gente

Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.



Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarles;

Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,

Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,

Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas obras

Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.

Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público

Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.



"¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.

Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,

Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero, como está demostrado."

Y se recitan trozos del “Barco Ebrio” y del soneto a las “Vocales”.

Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda

Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;

Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.



¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?

Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable

Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,

Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita

Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno

Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.

Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.