sábado, 29 de octubre de 2016

Safari

domingo, 23 de octubre de 2016

INSCRIPCIÓN GRABADA SOBRE LA GRAN PUERTA DEL THÉLÈME - François Rabelais



No entréis aquí, falsarios, santurrones,
hipócritas, rosmones, infautados,
pazguatos, mojigatos, beatones,
santones, salmodiantes, fantasmones,
cilicientos, meapilas, camuflados
pedigüeños, soplones sandaliados,
gorrones frailopines cizañosos,
llevaos vuestros abusos engañosos.

               Porque abusos tantos
               llenarían mis campos
               con vuestra maldad;
               y de falsedad
               turbarían mis cantos
               con abusos tantos.

No entréis aquí, curiales, escribanos
que al pueblo devoráis, jueces, notarios,
fariseos, escribas, ancianos
magistrados que a vuestros parroquianos
como a perros mandáis al capulario.
La horca habrá de ser vuestro salario.
¡Id allí a rebuznar! No hay aquí exceso
que os valga en vuestra curia algún proceso.

               
Procesos, sesiones,
               entre diversiones,
               aquí, no proceden.
               ¡Ojalá se queden
               en vuestros cajones
               procesos, sesiones!

No entréis aquí, avaros usureros
que amasáis sin cesar, siempre golosos,
rapiñantes sin fin, tragadineros,
groseros jorobetas, tesoreros
que mil marcos juntáis y estáis quejosos.
Atesorad, seguid, no os deis reposo.
Amontonad, poltrones demacrados.
¡Mala muerte os sorprenda así ocupados!

               Rostros inhumanos.
               Afuera, villanos.
               Que aquí dentro estén
               no estaría bien;
               dejad estos llanos,
               rostros inhumanos.

No entréis aquí, torpísimos mastines,
de noche ni a maitines, recelosos,
no provoquéis sediciosos motines
larvas ruines, de Dangier paladines,
Griegos, Latines, más que lobos dañosos;
no entréis aquí, galicosos sarnosos,
los lobanillos llevad a otra guarida,
idos, costrosos, con vuestra honra perdida. [...]


domingo, 16 de octubre de 2016

Yannis Ritsos (1909 – 1990)






Comenzamos una conversación
se parte por la mitad.
Comenzamos a construir un muro
no nos dejan terminarlo.
Y nuestra canción, partida.
Todo lo acaba el horizonte.
Por encima de las lonas pasan a manadas las
estrellas
a veces cansadas, a veces amargas, sin embargo
seguras
por sus caminos, y por los nuestros.
Y el día, hasta el más injusto, te deja en el
bolsillo
una banderita azul y blanca de la fiesta de la mar,
te deja una bocanada de aire limpio
te deja en la vista la gracia de los ojos
que miraban contigo la misma piedra,
que repartieron por igual el mismo dolor,
la misma nube, la misma sombra.
Todo lo hemos repartido, camaradas,
el pan, el agua, el cigarrillo, la pena,
y la esperanza.
Ahora podemos vivir o morirnos
sencillamente y con bellaza –con mucha belleza-
igual que si abrimos una puerta a la mañana

y decimos buenos días al sol y al mundo.

sábado, 8 de octubre de 2016

Bobby Valentín toca en Medellín - DANIEL ARMIROLA R.



No es casualidad que las distintas épocas que ha vivido la salsa durante las últimas cuatro décadas coincidan con las diferentes etapas por las que pasó la orquesta del reconocido bajista Bobby Valentín (Orocovis, Puerto Rico, 1941). Este salsero siempre supo innovar con ritmos que anticiparon los giros que tomaba la música afroantillana.
Así, mientras que con Marvin Santiago como cantante llevaba a la salsa brava a episodios memorables, con Cano Estremera se volvía pionero de la salsa progresiva y elegante de los ochenta. Forjado en el gigante Fania, nunca abandonó su libertad musical, ni cuando prefirió volver a la “isla del encanto”, así el núcleo del boom de los setentas fuera Nueva York.
El rey del bajo se presenta este sábado en Medellín junto a la Típica 73. Antes de participar en el Medejazz, dialogó con EL COLOMBIANO sobre su carrera.
¿Cómo inicia en la música?

“Inicié en tríos porque lo primero que aprendí fue a tocar la guitarra. Cuando me llamó la atención estudiar la trompeta, tomé lo básico. Ahí fue cuando me fui directamente a Nueva York, y me sorprendieron las grandes orquestas como la de Machito, Tito RodríguezTito Puente, Joe Quijano. Tuve la oportunidad de escuchar y compartir con todos ellos, los distintos ritmos caribeños que hoy llaman salsa. Tras echar la música de tríos a un lado —sin que me dejara de gustar—, estos ritmos afroantillanos me dieron la oportunidad de viajar por el mundo y de progresar en mi carrera”.
¿Usted comenzó tocando la trompeta?

“Comencé con la guitarra, pero en la trompeta tuve la oportunidad de tocar con grupos como el de Joe QuijanoCharlie PalmieriWillie Rosario, y Tito Rodríguezen el año 63. Con Louie Ramírez empecé a hacer muchas actividades. Hasta incluso en el primer disco de las Estrellas de Fania tuve la oportunidad de tocar trompeta. Al ser más guitarrista me dediqué de lleno a tocar el bajo ya en el año 70. Mucha gente no sabe que yo tuve varios años como trompetista”.
De todas esas figuras de los años sesenta que mencionó, ¿a quién le aprendió más?

“Indudablemente a Willie Rosario y Tito Rodríguez. Fueron para mí una escuela y la mayor parte de lo que aplico hoy en día con mi orquesta se lo aprendí a ellos. Igual que de Charlie Palmieri y Joe Quijano. Todos ellos eran muy disciplinados para la música. Yo empecé en Nueva York con 18 años. De ahí hasta que formé mi propia orquesta tenía 25 años, pero ya había pasado jovencito por numerosas orquestas y pude aplicar mi conocimiento”.
¿Le tocó vivir dificultades en esos inicios?

“Fue bien difícil, y más sabiendo que no había las herramientas que hay actualmente. Solo para conseguir una producción discográfica tú tenías que audicionar y hacer tu propia promoción. Yo tenía que ponerme mis discos debajo del brazo para poder promocionarme. Mucho sacrificio y decepciones pasé en ese camino. Si tú no tenías pasión ni fe en lo que estabas haciendo no podías. Pero sí las tenías, no había nada que te frenara”.
También cuenta con la gran suerte de encontrarse con la camada de músicos excepcionales que, junto a usted, después conformarán la Fania All Stars. ¿Cómo entra en ella?

“Me hice muy amigo de Johnny Pacheco, quien me ofreció en el 65 audicionar para la nueva disquera Fania. Reuní los músicos y tocamos en un sitio en el Bronx. Me dijeron ‘te avisamos si una cosa o la otra’. Eso siempre me decían en otras disqueras cuando no me iban a contratar. Pero tuve la suerte de que me llamaron y dijeron ‘nos gustó, estamos interesados. Pasa por la oficina para firmar un contrato’. Fue tan grande la alegría que firmé sin saber que decía el contrato. El tercero en firmar fui yo, después de Pacheco y Larry Harlow”.
¿Cómo conoce e incorpora a soneros como Marvin Santiago?

“Eso ya fue en un momento en que mi orquesta llevaba varios discos. Yo además me había radicado nuevamente en Puerto Rico, alrededor del año 69, 70. Para ese entonces ya había salido un disco como Algo Nuevo / Something New, conFrankie Hernández como cantante, con ‘Huracán’, un temazo de Tite Curet Alonsoque duró como éxito más de seis meses aquí en Puerto Rico. Empezamos a hacer giras y ahí es que Frankie tuvo problemas de adicción. Se tuvo que meter a un sitio aquí que se llama Hogar Crea. Se me hizo difícil conseguir un reemplazo. Audicioné a un sinnúmero de ellos, sin éxito. Hasta que llega Roberto Angleró y me dice ‘yo tengo un muchacho pero está en Chicago. Creo que él viene para Puerto Rico, me gustaría que lo escucharas. Me hizo una audición y yo vi lo jocoso que era (risas), un cantante pero bien sonero, y yo dije ‘este es el que yo necesito’. Después fue de éxito en éxito. Cuando Frankie Hernández sale de rehabilitación, los incorporé a los dos. No quise soltar a ninguno”.
Uno tiene la impresión que usted los veía a Hernández y Santiago como un complemento ideal en la voz, ¿le parece así?

“Sí, ellos tenían su estilo especial y por eso se identificaba muy bien a la orquesta de Bobby Valentín. Siempre he creído que se le debe dar prioridad al músico, pero los cantantes tienen que ir con el estilo de la orquesta. Yo he tenido la suerte de conformar una orquesta bien pesada, y los que tienen que estar al frente tienen que responder. Marvin Santiago y Frankie Hernández se identificaban con nuestro sonido. Como los siguientes, dichos cantantes marcaron épocas en la orquesta”.
Nos gustaría hacer un repaso con usted sobre discos suyos que marcaron la salsa. El primero es Rompecabezas...

“El primer disco en el que participó Marvin Santiago. Ahí está por ejemplo el tema Papel de Payaso, de la autoría de Tite Curet Alonso. Cuando él me trae la composición me dice ‘este tema quiero que lo cante Marvin Santiago’. Todavía lo interpretamos, porque la gente lo pide. Papel de Payaso tiene un mensaje profundo y dramático. Yo diría que refleja las decepciones que puede tener una persona común y corriente. Si me lo piden en Medellín lo toco”.
Y llegamos a los recordados volúmenes I y II de Va a la cárcel. Para muchos, los mejores trabajos en vivo de la historia de la salsa. ¿Cómo fue esa experiencia de tocar en prisión?
“Eso fue cuando me separé de la Fania e introduje el sello disquero Bronco Records. Quería hacer algo llamativo con esa grabación en la cárcel. Se me hizo bien difícil completar ese trabajo porque para ese momento la prisión de Río Piedras “el Oso blanco”, estaba bien peligrosa. Me dejaron en un sitio encerrado, sin contacto con ningún confinado. Para ese entonces a los presos los uniformaban con jeans. Los que me ayudaban con los equipos estaban vestidos casi igual y los retuvieron en la salida. Antes de yo realizar ese concierto promocioné en las calles el toque con stickers que decían ‘Bobby Valentín va a la cárcel’. La gente creía que yo había caído preso.
Fue un éxito total que dejo pegados como cinco o seis temas: Préstame tu caballo, Dos soneros, Tu no haces na, entre otros.
Sobre Poem, por su parte, puedo decir que no está en los discos solo por casualidad. Quien recita los versos era un reo que por buen comportamiento tenía mayores libertades, y se me acercó a pedirme el favor de pronunciar un poema. Y yo dije ‘bueno, no está de más’, aunque yo sabía que lo podía borrar después de la cinta si no me gustaba. Pero yo lo escuché y pensé que esto era algo serio, era un mensaje muy positivo que había que dejarlo intacto.
Se me ocurrió invitar a Barry Rogers para esos dos discos porque él era una persona ideal para estos conciertos. Daba el máximo en todo el sentido de la palabra. La forma de tocar el trombón contagiaba ese ánimo y, como decimos nosotros acá en Puerto Rico ‘dejamos ese sitio encendido’.
Por último, hay que resaltar que para esa época fue una proeza llevar toda la maquinaria grandota de grabación de la década de los setentas. Eso fue algo asombroso”.
En esta ocasión que le diría al público que asistirá a su concierto en el Medejazz..

“Que no se pierdan esta presentación el 8 de octubre, porque vamos a estar compartiendo tarima con la Típica 73. Van a estar oyendo música de la década del setenta en adelante. Y no va a ser un mano a mano de ‘quítate tú pa ponerme yo’, no. Vamos a estar compartiendo con compañeros músicos, amigos míos de cuando yo estaba radicado en Nueva York. Nos vamos a llevar muy bien y ustedes van a salir complacidos. Es más, puede que unamos las dos orquestas al final y formemos una descarga allí, un rumbón”.
Por último, habiéndole dedicado toda su vida a la salsa, defínala, para usted qué significa...

“Estoy agradecido con esta mezcla de ritmos afroantillanos. Yo he dependido y vivido de la salsa, y para mí ha significado todo. Me ha dado a conocer en el mundo entero, gracias al oyente, y seguiré siendo salsero hasta que me muera”.



jueves, 6 de octubre de 2016

Isidore Lucien Ducasse (Conde de Lautréamont)




Las perturbaciones, las ansiedades, las depravaciones, la muerte, las excepciones en el orden físico o moral, el espíritu de negación, los embrutecimientos, las alucinaciones servidas por la voluntad, los tormentos, la destrucción, los trastornos, las lágrimas, las insaciabilidades, los servilismos, las imaginaciones penetrantes, las novelas, lo inesperado, lo que no hay que hacer, las singularidades químicas del buitre misterioso que acecha la carroña de alguna ilusión muerta, las experiencias precoces y abortadas, las oscuridades con caparazón de chinche, la monomanía terrible del orgullo, la inoculación de los estupores profundos, las oraciones fúnebres, las envidias, las traiciones, las tiranías, las impiedades, las irritaciones, las acrimonias, los despropósitos agresivos, la demencia, el spleen, los espantos razonados, las inquietudes extrañas que el lector preferiría no sentir, las muecas, las neurosis, las hileras sangrantes por las cuales se hace pasar la lógica acorralada, las exageraciones, la ausencia de sinceridad, las burlas, las vulgaridades, lo sombrío, lo lúgubre, los partos peores que los crímenes, las pasiones, el clan de los novelistas de tribunales, las tragedias, las odas, los melodramas, los extremos presentados a perpetuidad, la razón impunemente silbada, los olores de los cobardes, las desazones, las ranas, los pulpos, los tiburones, el simún del desierto, lo sonámbulo, turbio, nocturno, somnífero, noctámbulo, viscoso, foca parlante, equívoco, tuberculoso, espasmódico, afrodisiaco, anémico, tuerto, hermafrodita, bastardo, albino, pederasta, fenómeno de acuario y mujer bar-buda, las horas borrachas de desencanto taciturno, las fantasías, las acritudes, los monstruos, los silogismos desmoralizadores, las basuras, lo que no reflexiona como el niño, la desolación, el manzanillo intelectual, los chancros perfumados, las nalgas con camelias, la culpabilidad de un escritor que rueda por la pendiente de la nada y se desprecia a sí mismo con gritos alegres, los remordimientos, las hipocresías, las perspectivas vagas que os trituran con sus engranajes imperceptibles, los serios escupitajos sobre los axiomas sagrados, los piojos y sus cosquilleos insinuantes, los prefacios insensatos, como los de Cromwell, la señorita de Maum y de Dumas hijo, las caducidades, las impotencias, las blasfemias, las asfixias, los ahogos, las rabias ante esos osarios inmundos que hacen que enrojezca al nombrarlos, es hora de reaccionar ya contra lo que nos lastima y nos doblega tan soberanamente.