Plotino fue ante todo un Maestro, dedicado a enseñar a sus discípulos una sabiduría, recibida a su vez del enigmático Amonio, que podríamos calificar de mistérica, en el sentido su orientación hacia la vivencia y la elevación espiritual. Al principio, debido a un compromiso que habían adquirido los discípulos del sabio egipcio de no divulgar sus doctrinas, Plotino no escribía sus lecciones, pero transcurridos unos diez años desde el comienzo de su escuela en Roma, había comenzado a reunir en notas escritas los temas de sus lecciones. La llegada de Porfirio, el erudito filólogo tirio, resultó decisiva pues, a solicitud del Maestro, asumió la tarea de sistematizar y corregir tales escritos en un corpus coherente, las "Enéadas", obra constituida por seis libros de nueve tratados cada uno. La primera Enéada contiene los tratados de tipo ético, sobre las virtudes, el Bien primario y los otros bienes, la felicidad, la belleza... Las Enéadas segunda y tercera comprenden tratados sobre el cosmos en sus diversos aspectos tanto físicos - sobre las dos materias, la rotación celeste - como algo más metafísicos: sobre el amor, la fatalidad, la providencia, la eternidad y el tiempo, o la impasibilidad de las cosas incorpóreas, entre otros. Los tratados que integran la cuarta Enéada tienen como tema central el Alma: esencia, problemas, inmortalidad..., mientras que la quinta se refiere a la Inteligencia: las tres hipóstasis, la belleza inteligible, incluyendo lo que está más allá y las Ideas. Por último, la Enéada sexta se refiere a temas ontológicos, como los géneros del Ser, los Números, el Bien y el Uno....
La filosofía de Plotino se fundamenta en Platón, aportando una interpretación original, en la que detectamos las huellas de los sistemas de pensamiento orientales.
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