jueves, 20 de diciembre de 2012

Dos visiones encontradas sobre el fin de los tiempos - DANIEL ROJAS ARBOLEDA





Mañana viernes, 21 de diciembre, el mundo no llegará a su fin, aunque grupos de fanáticos y otros sectores, movidos por intereses económicos o sensacionalistas, se empeñen en hacer creer que sí.

De hecho, si usted está leyendo estas líneas y son más de las 6 a.m. en Colombia, en Nueva Zelanda ya recibieron el nuevo día: uno como cualquier otro.

Los mayas, cultura cuyas palabras fueron malinterpretadas para generar esta obsesión planetaria por el Apocalipsis, purifican desde ayer una veintena de lugares en Guatemala, considerados esenciales para recibir lo que en su cultura es un cambio de era, conocido como 13 B’aktunm, y el comienzo de otro ciclo de 5,125 años.

"Debemos generar un cambio mental para entender que todos los seres que habitamos la Madre Tierra somos hermanos", dijo a Efe el miembro del Consejo de Ancianos Guías Espirituales Mayas de Guatemala, Cirilo Pérez. El indígena recordó que estas jornadas previas al Oxlajuj Ak’abal (nuevo amanecer), son una oportunidad histórica para generar una meditación global y conseguir que pueblos y familias se unan para conseguir la paz y evitar la destrucción del mundo.

Pero en las noticias internacionales pululan las pruebas de que el mensaje que los mayas lograron hacer perdurar por siglos llegó deformado a nuestros oídos occidentales, y de que el afán mercantil de nuestros días está dando buena cuenta de él.

Localidades como Sirince (Turquía), Bugarach (Francia) y el monte Rtanj (Serbia), están a reventar de extranjeros que huyen del fin de los tiempos, luego de que redes sociales y medios de comunicación los presentaran como santuarios intocables para los jinetes del Apocalipsis.

Al otro lado del mundo, en China, numeroas personas renunciaron a su trabajo o regalaron sus fortunas, mientras que cientos fueron retenidos por andar pregonando el fin del mundo. En Hebei, un hombre construyó un "arca" de metal con capacidad para 14 personas.

El diario español ABC cuenta que el ingeniero Antonio Alcahud construye refugios atómicos que vende hasta por 130.000 euros (309 millones de pesos).

Sin embargo, el director de la revista Desastres.org, José Musse, resaltó lo absurdo del hecho. "Si existe riesgo en algunas áreas, porque ya han vivido desastres, es normal que se tomen ciertas medidas, pero vivir así es absurdo", dijo.

De nada ha servido que la Nasa vaticine cuatro mil millones de años de vida a la Galaxia o que el Vaticano desestime la cercanía del Apocalipsis. "El tiempo que vivimos este diciembre nos recuerda el llamado a recibir a Jesús, sea en el fin del mundo o en la hora de nuestra muerte. Y de estos eventos nadie sabe el día ni la hora", explicó el padre Euclides Eslava, profesor de Teología en la Universidad de La Sabana.



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