Ni
las victorias de los juegos olímpicos, ni las que se alcanzan en batallas,
hacen al hombre feliz. Las únicas que le hacen dichoso son las que consigue
sobre sí mismo, las tentaciones y pruebas son combates. Haz vencido una, dos,
muchas veces; combate aún. Si llegas al fin a vencer, serás dichoso toda tu
vida, como si hubieras vencido siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario