Según la Eneida –en la que Evandro cuenta la historia a Eneas– tras haber
derrotado a Gerión, Heracles condujo su rebaño de bueyes hasta las
orillas del Tíber.
Mientras los dejaba pastar, se durmió y Caco –quien moraba cerca– robó cuatro
parejas de bueyes que condujo a su cueva arrastrándolos de espaldas por el
rabo, de forma que no dejaran huellas.
Cuando Heracles despertó y se dispuso a abandonar los pastos, el ganado
que le quedaba empezó a mugir lastimero hacia la cueva, donde una vaca
respondió. (Según otra versión, al momento de pasar con el resto del ganado
frente a la cueva de Caco, las reses robadas, empezaron a llamarse unas a
otras).
Caco había bloqueado la entrada con una roca enorme que mantenían sujeta
unas cadenas forjadas por Hefesto. Cuando Heracles arrancó la cima de la
montaña para abrirse paso, Caco le escupió remolinos de llamas y humo, de lo
que Heracles se cubrió con ramas de árboles y rocas del tamaño de piedras de
molino, hasta que perdió la paciencia, saltó a la cueva, se dirigió a la zona
en la que el humo era más denso y estranguló a Caco. (Según Ovidio,
Caco fue muerto a golpes de porra).
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