Mark
Alexander Dimond, Markolino como lo bautizaron sus colegas de la época, nació
en 1950. Era Norteamericano y vivía en el Lower East Side al Sur Este de la
Gran Manzana con su madre y su hermana mayor.
Su
Madre era trabajadora Social del New York City Welfare Department, y su hermana
estudiante universitaria. Markolino siempre hablaba de su padre. Decía que era
un negro cubano de apellido Dimond, pero ninguno de sus compañeros y amigos de
la época lo conoció.
Mark
estudió algo de música siendo un niño, pero principalmente era autodidacta.
Podía leer música y escribir partituras. Sólo le tomaba escuchar un tema, o
tocar el papel una vez y se lo aprendía para siempre. Pero desde adolescente le
gustaban las drogas, principalmente la heroína. Cuando se trataba de drogas,
Markolino no podía controlarse. Esto lo cuenta Andy Harlow, uno de sus amigos
desde que comenzaron a tocar juntos en el Sexteto de este en 1966, gracias a la
gestión de un vecino y amigo de Markolino, Ismael Miranda.
Para la época de su primera grabación importante, el disco “The Hustler”
con la Orquesta de Colón en 1968, ya Markolino era un pianista genial, y lo
deja evidenciado en el tema que le da el nombre al disco (donde hace alarde de
la independencia de sus manos) y en “Guajirón”, una guajira donde Markolno
construye un montuno a contracorriente con el bajo y además hace un solo, aún
hoy clásico entre los pianistas de Salsa. Pero además de ser un gran pianista,
también es un adicto. Y toda la carga que eso implica viajaba con él:
Irresponsabilidad, impuntualidad y problemas con el manejo del dinero, entre
otros.
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