jueves, 19 de julio de 2012
Gottfried Benn (Brandeburgo)
Oh, noche
¡Oh, noche! Ya aspiré cocaína
y comienza a mezclarse con la sangre.
El pelo encanece, los años vuelan,
y debo, debo otra vez en el delirio,
florecer ante el destino.
¡Oh, noche! No quiero demasiado.
Un pequeño fragmento de condensación,
la niebla de un atardecer, una agitación
de espacios, de sensación del yo.
Cuerpecillo táctil, borde de células rojas,
un ir y venir con olores;
desgarramiento de palabras —quebrantamiento
de nubes—:
demasiado hondo en el cerebro, demasiado frágil
en el sueño.
Tus piedras le dan alas a la tierra,
el pescado atrapa pequeñas sombras,
Sólo astuto por la cosa —llegar a ser
se tambalea el cráneo— plumero.
¡Oh, noche!, apenas puedo retenerte,
sólo un pequeño trozo, un fragmento
de sensación del yo —en el delirio
florecer otra vez ante el destino.
¡Oh, noche! ¡Préstame la frente y el pelo,
derrámate sobre el día —marchítate!
Serás quien del mito de los nervios
me des la vida del cáliz y la corona.
¡Oh, silencio!, siento un pequeño golpe:
me convierto en estrella —no es burla—:
Mi cara, yo: Dios solitario,
que enorme se reúne bajo un trueno.
(1917)
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