miércoles, 14 de enero de 2009

Alzar la mirada (poemas). Jesús Gómez


DEL AIRE

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.

Roberto juarroz

*

Ese pájaro que se posa en el muro
tiene en su pecho y en sus alas
el azul del cielo
Su cabeza
como el segundero de un reloj
picotazo
a
picotazo
se come el día.

*

1

Con qué silencio
duerme el pájaro en la noche
al otro lado de la reja.


2

En el cielo
los trazos de otras aves
piruetas echas en el día.


3

Con qué soledad
descansa el pájaro
ahora que su corazón palpita más despacio
Pájaro que tiene alas y no sabe volar
Pájaro sin sol
Pájaro sin aire.


MENSAJERO



Un pájaro negro se ha posado en la ventana.

Por su forma de mirar y su canto funerario
es un pájaro enviado por la muerte.

Lentamente recorre la casa
busca el cuerpo que se enfría.
Ese pájaro de ojos oscuros y profundos
se nutre de almas
toma el alimento con sus garras y batiendo sus alas
vuela hacia el cielo
Ahora el cuerpo despoblado de calor se viste de tierra
cuerpo que pronto será polvo.

*

Sobre el asfalto un pájaro agoniza
a su alrededor varios transeúntes observan en silencio

Su mirada fija
atraviesa el cielo y en sus ojos
el brillo desaparece.
Estoy seguro que para el próximo amanecer
su canto le hará falta al coro que entonan las demás aves
para recibir el día.

Ese pájaro que agoniza sobre el asfalto
mueve sus alas por última vez y emprende vuelo
hacia la muerte.


*

Recibo de la tierra el frío
de la tierra que me nutre como a un árbol
Escucho el sonido de la lluvia
y esta no alcanza a humedecer mi pecho
Siento las pisadas del alcaraván sobre la hierva
escucho sus picotazos cuando entran en la tierra
y succionan los gusanos
a veces lo imagino a un lado de la tumba
como un ángel de piedra custodiando mi silencio.


DE LO COTIDIANO


OFICIO

A veces el misterio de mis muertos
me transporta a los abismos de la noche.
Me invitan a embriagarme con formol
en las cavas de legítima tristeza
y me inyectan en las venas un frío penetrante
que congela las palabras.

Ante sus gestos de agonía me convierto en el artista
que les pinta en el rostro una última sonrisa.
¡Oh, mis muertos
han dejado en esta tierra
un sentir de su presencia!


*

Y entonces me pregunto si he escrito tanto
como para dejar de hacerlo,
si he tallado con mis manos las palabras en madera.
Mis palabras son el breve aliento que me queda
apenas insinuado
en papeles desteñidos por el tiempo.
No sé si las escuchan,
no sé si han seducido oídos solitarios.
Mis palabras van quedando incrustadas en la mente de los muertos,
van dibujándose en las páginas de un libro.
Hoy mi nombre es de palabras,
hoy mi vida es de palabras,
mañana mi muerte sólo palabras será.


LA SOMBRA

Desnuda
con los ojos vendados
viene desterrada del sueño.

*

Son un extraño monólogo los días
eternas ráfagas de tiempo picando en la cabeza
Pequeños pasillos de salida con diminutos avisos de emergencia
Son un extraño monólogo los días
lugares distintos reservados siempre a cada acto.


*

Cada amanecer
quita la mancha oscura del sueño
la humedad de la noche se deshace en el espejo
un nuevo día sorprende en el parque el cuerpo
de los ciegos
delicados rayos solares tatúan en su piel el paso de un tiempo lento.


COMO UNA SEÑAL


1

los días afanados que dejan cicatrices en tu cuerpo
las palabras que decías
hoy se enredan en tus labios
como una sombra el silencio te rodea
en tu espalda y en tu memoria, padre
los recuerdos son fosas llenas de anzuelos enredados.



2

De color gris
el cofre de mi padre
gris como un día triste que se anuda en la garganta
al otro lado del vidrio
su rostro duro es una piedra suspendida en el aire
de color gris
el cofre de mi padre
gris metálico, acorazado
suficiente para un eterno viaje.

EL POEMA

Sentir su lengua viva
mágica como el sonido del viento
hurgando en el oído
queriendo entrarse para salir por la boca
recorriendo la sangre

El poema con su corazón palpitando es brisa de la noche
lluvia de palabras.

*

Alzar la mirada al cielo
ver la luna envuelta en nubes
deslizándose lentamente
recorriendo la ciudad.

Caminar silencioso en medio de la gente
absorbiendo cada olor
descifrando figuras de sombras.

Alzar la mirada al cielo
cerrar por un momento los ojos
sentir la lluvia
la fuerza de la lluvia
tatuando en el rostro el paso del invierno.


El río

Como un dragón
bajo el agua
con la boca abierta

el río
en llamas
furioso y desbordado
convierte las piedras en ceniza
oscurece sus orillas

es un gemido de animal agonizante
que arrastra todo cuanto vive
es lengua calcinante

su esplendor irradia la montaña
aves nocturnas cantan desesperadas a su paso
es el fin de la noche
parece el fin del mundo.

Amanece
el río se desliza sereno
con sus aguas negras humeando.


Hospital

Parece que vinieran de la guerra
con sus ropas ajadas y sus cuerpos mal heridos
Ahora que la vida peligra
hombres y mujeres de blanco
buscan solución
Hay corazones que no quieran palpitar
pulmones con fugas de aire
huesos quebrados
sangre a borbotones
la piel y su inventario de agujas.
se siente recorrer por los pasillos
un frío que lleva de la mano la presencia de la muerte.



Los vagones del tren


Como barcos viejos a la orilla del mar
roídos por la sal

anclados en una estación
que no les pertenece
con el follaje que produce el tiempo
cercando sus ventanas

Los vagones del tren
conservan aun en su interior
los ecos de la algarabía del domingo
a veces lo imagino como un animal
furioso rugiendo
surcando la montaña
opacando con su humo el sol

¿cuantos viajes hacia la tristeza?
¿hacia la alegría?

Viajes esculpidos en las paredes de un túnel
ahumadas por un tren.


*


Se necesita un amanecer
limpio de muertes

Para rehacer la vida
y arrojar el dolor como una piedra
a las aguas profundas del olvido

Se necesita un corazón
a prueba de tristeza
que aprenda a convivir con la efímera
felicidad moderna

Es necesario
negarle espacio a los recuerdos
y dejar que la memoria albergue
las telarañas que deja el tiempo


De los alrededores


Villa santiago


Atrás de la casa
Muy cerca del patio
Pasa el río
Su sonido invade el espacio
Es música que refresca el alma
Río abajo sus aguas arrastran el grito de los ahogados
Que se pierde en el follage
En sus orillas los arboles estienden sus ramas
Como brazos que beben el agua fresca


ENERO

El viento ha borrado las huellas.
Ya no están
los que no alcanzaron a sentir la presencia del año
nuevo
no existen.
Han quedado en los cuartos cerrados de la memoria
en el cementerio mental poblado de recuerdos muertos.
El año nuevo extiende los meses y pone
a disposición los días.

*


En el copo del árbol
el gallinazo extiende sus alas
calienta su cuerpo.
Mientras observa como abajo
su alimento (los animales y el hombre)
luchan por sobrevivir.
El gallinazo con su apariencia enigmática
es un reflejo de la muerte que siempre nos esta observando.
Jesús Gómez (Medellín). Librero. Estudiante de literatura. Ha participado de varios talleres literarios en la ciudad. Es miembro activo del Grupo Satélite

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