jueves, 29 de julio de 2010

Poemas de Djuna Barnes




Ella pasó por aquí

Aquí donde los árboles aún tiemblan por tu huida
Estoy yo y trenzo finos látigos para castigarte.
¿Cómo podremos encontrarte, a ti que te has ido
Toda vestiditos, ceceando por la ciudad?

Grandes hombres a caballo te cazan, y fuertes jóvenes
Usan sus flechas en el leve aire.
Pero a mí me escucharán silbando a donde voy
Trenzando largos mechones de hierba y pelo
de semental.

Y en la noche cuando treinta halcones se eleven
En ritmo pendiente, y el borde del camino en ruidos;
Cuando ellos quemen campo y mata y seto,
Yo te robaré como a un penique entre la multitud.


Silencio antes del amor

Una voz se levantó en la oscuridad diciendo “Amor”,
Y en el establo los ratones dispersos se aquietaron,
Donde aún dormía el buey blanco, y en el umbral
El gallo cantor hacía una pausa, y la gris paloma
casera
Giraba dos veces sobre la elevada cornisa.


Canción de cuna

Cuando era niña dormía
con un perro,
Vivía sin problemas y
no pensaba en maldades;
Corría con los niños y jugaba a la pídola
Ahora es la cabeza de una joven la que reposa en mi
brazo.

Luego crecí un poco, recogía llantén en el patio;
Ahora vivo en Greenwich, y la gente no me visita;
Luego planté semillas de pimienta y
las aplasté con fuerza.
Ahora estoy muy callada y rara vez hago planes.

Entonces me pinchaba el dedo con una espina o un
cardo,
Me llevaba el dedo a la boca y corría hacia mi madre.
Ahora yazgo aquí, con mis ojos en una pistola.
Y habrá un mañana y otro y
otro.

domingo, 25 de julio de 2010

Cartas al muerto (poemas) - Alberto Vélez




II



Padecemos una guerra sin entusiasmo ni belleza.

Estarás bien donde estás.
Te ahorrarás los soles de sangre, el miedo.
Aquí venderían tu vida
Por un plato de lentejas.

Y a pesar de todo,
Cada día vemos nacer la luz
En los ojos de las muchachas.


VII


Nunca creí mucho. No creeré mucho.
Pero, con tozudez, insisto.
Tal vez crea algún día.

¿En qué creías tú?
¿Qué Dios te acompañó esos días casi procelosos
En que vivir no era una aventura
Sino la repetición de un cansancio inagotable?

Te veo a la sombra de los robles,
Un día lejano de la infancia,
Como el dios más grande.

Lo podías todo:
Nos protegías de vientos,
De sortilegios y mareas.

Hoy, cuando tengo más años de los que tú entonces,
Sé que un miedo brutal te impedía dormir.

Tantos hijos te sorbieron la fuerza.
También el amor agota y destaza.


VIII



Hoy he visto una foto en la que tienes
Sombrero, pantalón remangado y caña de pescar.
Estabas feliz, como si el mundo todavía
No existiera.
¿Qué pensabas esa tarde de risas?

Al verte en la fotografía,
Un puño se cerró sobre mi corazón.

A mí me alimenta la ocasional tristeza
De verte desde la perspectiva de los años
Como un hombre joven, inmune a las tormentas de la noche.
O como un anciano derrotado por la luz,
Con la fatiga de Dios sobre sus hombros.

¿Pensabas en qué esa tarde,
En quién?


XV



Háblame de Dios. ¿Qué ves en Él?
¿Si sabe tanto?, ¿si es tan bueno?
¿Oye?
¿O de tanto oír ya no oye nada?
A mí no me oye, en todo caso.

Pero lo intento, no creas.
Hay noches en que le grito tan alto que me escuchan
Los vecinos.
Me avergüenzo un poco,
Claro.
Porque esto de hablarle a Dios es muy privado.
Más que el sexo y sus placeres terribles.

Lo seguiré intentando. Tal vez sin gritos,
Tal vez con gritos muy agudos.
Ni Él ni yo nos cansaremos. Tenlo por cierto.


XXIII


Siempre amé los árboles.
Coleccioné sus nombres como luego coleccioné mis apetitos.
Cuando estoy sólo,
Recuerdo las formas de su sombra.
Desde allí me contemplas,
Como en esa lejana tarde de la infancia
En la que cambié mi herencia por un puñado de hojas.

viernes, 23 de julio de 2010

Medellín tiene nombre de poesía - Carolina Escobar Sarti







Colombia es mucho más que uribes y santos, que bases militares y narcotráfico, que Íngrid Bethancourt y las FARC, con todos sus correlatos. Hay una dimensión que solo la poesía sabe rescatar y Colombia la ha descubierto; el Festival Internacional de Poesía de Medellín es la evidente cartografía de la resistencia al olvido, al desencanto y la muerte.

En su XX edición, este festival congrega hoy a cien poetas de 58 países de cinco continentes, y lanza de nuevo su flecha hacia adelante, hacia ese lugar insustituible de la palabra que pace demonios y manda renovar la esperanza.
Me voy a permitir la herejía de contradecir a Mario Rivero, el gran poeta colombiano ya fallecido, quien, junto con algunos de sus amigos creara en 1972 Golpe de Dados, una de las publicaciones más importantes de la poesía en su país, y dijera alguna vez al respecto: “Es una cosa delirante. Es un milagro en un país donde la poesía no le importa casi a nadie”. En la Colombia del 2010, la poesía sí importa y mucho; Medellín ha puesto en la historia de su país otro milagro, y ese milagro tiene nombre de festival.
Durante casi dos semanas, las plazas y los salones de 11 ciudades colombianas y 27 municipios antioqueños se han dejado habitar por cientos de hombres y mujeres de todas las edades con sed de poesía. Pero fue realmente cuando el avión bimotor iba descendiendo en Apartadó, una ciudad colombiana casi fronteriza con Panamá, que tomé consciencia de las dimensiones y posibilidades de este festival. Imaginar los ritmos y las voces de un poeta francés, un poeta colombiano y una poeta guatemalteca mezclándose con las voces de la gente del lugar, fue provocador. Luego, la lectura de poesía en ese lugar macondiano superó todas las expectativas, cuando se unieron al grupo un poeta local y una mujer de los embera katío, que recitó-cantó en su idioma. Fue una comunión poética de las que no siempre se dan. Y al bajarnos del escenario, un joven se acerca y me dice: “Muchas gracias, pero le faltó aquel poema suyo de Perdones viejos. ¿Cómo creer que este sea un país donde la poesía no le importa casi a nadie?
De vuelta en Medellín, el festival poético continúa en museos, universidades, escuelas, calles, teatros, bibliotecas, barrios, casas de la cultura, plazas en la propia ciudad y en municipios aledaños que se llenan; es una ciudad tomada por el aliento poético. Pero la gente que trabaja en los almacenes, en el mercado, conduciendo taxis o arreglando zapatos, sabe sobre la celebración de la palabra, preguntan y comentan que también ellos algo han escrito o han leído. Y es que detrás de este enorme esfuerzo de poner a leer a cien poetas por todo el territorio, no están sólo los organizadores que tanto han dado de sí mismos, sino 300 personas, casi todas jóvenes, que traducen a los poetas en varios idiomas o los leen en español, que se encargan del sonido, ponen un mantel y llevan la cuenta de los asistentes, que están atentos a cualquier minucia tecnológica o logística, que conciertan citas con los medios, que procuran siempre llevarnos a tiempo a cada lectura aunque sea lejos, que se entregan por amor. No hay otra forma de decirlo.
Y si la lectura inicial del jueves 8 de julio nos pudo haber remitido a un cuadro impresionista, con cientos de personas bajo las sombrillas de una tarde lluviosa escuchando poesía, el cierre de hoy en el Cerro Nutibara se anticipa tremendamente vivo.
Cuentan que miles de personas escuchan por horas poesía, celebrando con las y los poetas (por cierto, lo correcto según la RAE es “la poetisa”, pero la palabra poeta es irrenunciable para mí). Parece que han inventado una manera distinta de habitar el tiempo en esta época de estéticas planas y utopías caídas, de espectáculos ligeros y territorios vaciados de humanidad, justo cuando la arqueología de nuestra memoria demanda poesía. Parece que han trascendido la superstición y el sueño, que han borrado las fronteras, parece que Medellín tiene nombre de poesía.

miércoles, 21 de julio de 2010

Poemas de Niyi Osundare (Nigeria, 1947)




INVOCACIONES DE LA PALABRA (INVOCATIONS OF THE WORLD)


(para ser ejecutado con acompañamiento musical completo)


En el principio no estaba la Palabra
En la Palabra estuvo el Comienzo


Desenreda el viento
Dale veloces piernas a la hoja encogida;
El caballo de palabras ha galopado
Entre nubes, entre truenos, entre rugientes aguas...
Abre de golpe la puerta de tus oídos

Araba ponmbe ponmbe ponmbe
Araba ponmbe ponmbe ponmbe*

La palabra, la palabra, es un huevo
Del nido del halcón y la paloma
Su cáscara la vaina de la espada de la rabia
Su yema un suelo abonado de bilis y bendición

La Palabra, la Palabra, es el pico del pájaro carpintero
Que golpetea la jungla del silencio
El ojo del gato que perfora el atuendo de la noche
La Palabra, la Palabra, es la simetría audaz de la alzada de la cebra
La fogosa caída de los cascos de elocuentes corceles
La Palabra, la Palabra, es la axila de piedra
La arista del letárgico mármol

La Palabra, la Palabra, es la demencia de la luna
La furia canina de las mareas ladrando
La Palabra, la Palabra, es el diente lácteo de las montañas del coco
Las lágrimas gozosas de la aurora

Araba ponmbe ponmbe ponmbe


Yo veo la Palabra
sondeando en distantes nubes ecos de dorados lenguajes
Yo veo la Palabra
afeitando testas montañosas con navajas de razón
Yo veo la Palabra
sobre los labios del revólver, animalmente rojos
Yo veo la Palabra
en los parlamentos de lenguas beligerantes
Yo veo la Palabra
con deleitoso oído, tallos de éxtasis oscilante
Yo veo la Palabra
en el sueño de un sueño
en el sueño de un sueño
en la nube que reúne la lluvia
en la lluvia que desencadena la tierra


Abuubutan Eja okun (Inagotable, Pez de la mar)
Abuubutan Eja osa (Inagotable, Pez del lago)
Adunnni lenu (Una dicha para tener en la boca)
Ma dunni lorun (Aterrador de tener en torno al cuello)

Araba ponmbe ponmbe ponmbe


La Palabra, la Palabra, es la ceniza del ocaso
El arcoíris de los errabundos cielos
La Palabra, la Palabra
es rocas y raíces
arena y piedra
óxido y polvo
amor ---- y lujuria


La Palabra es la ventana fisgona de colas vertiginosas
El valle vital de la doncella la Palabra, la Palabra, es la canción
de la azuela a punto de hervir
El lírico respirar del fuego sobre la arcilla
La Palabra, la Palabra, es el carraspeo de la navaja del barbero
Las pisadas del sol sobre la superficie alquitranada del lago

Araba ponmbe ponmbe ponmbe


La Palabra es lluvia
La Palabra es polvo
La Palabra es lluvia-polvo

La Palabra es negra
La Palabra es blanca
La Palabra es negra-blanca

La Palabra es vida
La Palabra es muerte
La Palabra es vida-muerte

Araba ponmbe ponmbe ponmbe

Regala pensamientos óseos
La carne de lenguas frescas
Deja que rotundas risas desanuden el ceño
De arrugados momentos;
Esparce la Palabra
En el valle de la luna
Deja que cantos de cosecha recojan la plenitud
De proverbios venideros


En el Principio no estaba la Palabra
En la Palabra estuvo el Comienzo

Araba ponmbe ponmbe ponmbe
Araba ponmbe ponmbe ponmbe


* Este refrán se usa por el efecto de su sonido (qua performance); no posee significado semántico traducible.



Traducción de Rafael Patiño Góez



CARTA DESDE NAIROBI (LETTER FROM NAIROBI)


Ologuro,

He buscado por todas partes una postal que
Verdaderamente cuente la historia de este delicioso país
Pero una agónica frustración
Insiste en recompensar mi búsqueda

Por supuesto, las postales abundan
En sus monótonas centenas:
En aeropuertos, parques, lobbies de hotel,
Incluso en esos multitudinarios almacenes de ciudad

Pertenecientes a aquellos que dicen que mi “Acento
Africano" ofende sus oídos.
Pero lo que impacta a la vista son sus
Conceptos Fuera de lugar sobre África:

Elefantes apareándose, rinocerontes errantes
Jirafas en reuniones tribales
Sobre copas de árboles y congestionadas autopistas
Leones corriendo tras manadas de impalas...

Ocasionalmente, retratos del tímido Masai
O similares especímenes de una exótica "Tribu Africana"
Desnudos con sus copiosos abalorios
Sonriendo a la cámara

He buscado, y todavía estoy buscando;
Tan pronto como encuentre una en un idioma humano
De este complejo y hermoso país
Lo enviaré en un correo triunfante


Safarimente tuyo,

Ayekooto



Traducción de Rafael Patiño Góez


ALUPAYIDA*


Permanezco por largo tiempo en el río
Y me convierto en un pez
Con cabeza hecha de coral
Y aletas que domestican la distancia
De agitadas profundidades

Permanezco por largo tiempo en el pez
Y me convierto en montaña
De cresta acunada por la niebla
Y pies alfombrados de hierba
Que endulza el aliento matinal con mágico jazmín

Permanezco largo tiempo sobre la montaña
Y me convierto en un pájaro
Con un nido de paja políglota
Y canciones que agitan los oídos
De bosques que dormitan

Permanezco largo tiempo con el pájaro
Y me convierto en carretera
De largos ojos polvorientos
Y piernas enroscándose por entre el zarzal
Como precoces pitones

Permanezco largo tiempo sobre la carretera
Y me convierto en cigarrillo
Encendido por ambas puntas por poderosos geiseres,
Luciérnaga de alas de ceniza en noches
De oscuridad silenciosa
Permanezco largo tiempo con el cigarrillo
Y me convierto en payaso
Con una cara ancha y pintada
Y un vientre lleno a rebosar
Con ondulantes risas

Permanezco largo tiempo con el payaso
Y me convierto en sabio
De barba centelleante
Y fábulas que se aplican a narrar historias
De recuerdos grisáceos


Permanezco largo tiempo en s-i-l-e-n-c-i-o
Me convierto en Palabra


* Metamorfosis



Traducción de Rafael Patiño Góez



LA GENEROSIDAD DEL EMPERADOR (THE EMPEROR’S LARGESSE)



Y gritaba el pueblo:

Echa una mirada a nosotros los hambrientos
Y a nosotros los sedientos

Nuestros bebés mueren en la cuna
La vieja edad entre penurias

Los capataces son generosos con los látigos
Los colectores de impuestos hacen batidas en los caminos de toda aldea

El firmamento
Es el único techo sobre nuestras cabezas...

Y, conmovido y absolutamente compadecido,
El Emperador envía

100 bolsas de sustantivos
Y 1000 medidas de adjetivos.



Traducción de Rafael Patiño Góez


PELEA DE AMANTES (LOVES QUARREL)


He escuchado a las hojas discutir
en el parlamento del viento

He agarrado unas pocas palabras calientes
sobre los labios de palomas en concilio

He visto vino y agua
chocando cuernos en un vaso agitado

Incluso entre lengua y boca
existen peleas ocasionales...

Pero no importa cuán ruda pueda ser la palabra
Nosotros no la cortamos con un cuchillo

martes, 13 de julio de 2010

El hombre de Mictlán - Lauri García Dueñas




El hombre de Mictlán[1]



me desperté de esa pesadilla dulce que fue la vida

y tenía frente a mis ojos la claridad del condenado

un pasto blanco que no podía asir con los dedos

una felicidad suave

un descanso



tengo olvidos cómodos dormidos en las pestañas

desapareció la nausea que me provocó la miseria reiterada de los mendigos

la nostalgia impune no me hiere porque he perdido sus causas

y todo lo material se esconde ya en mi pasado



soy el hombre que atravesó el valle para llegar a Mictlán

de la mano del perro gigante de encandecidas pupilas



he vencido la zozobra y la agonía del desamor repetido

mis manos derruidas se convirtieron en las mozuelas líneas de mi destinación



nada me sobra ya

y el corazón de mi amada es un hueco en el espacio de lo que ahora soy



fui el guerrero asesinado por el enemigo mil veces

la mujer que esperó cosiendo en la puerta por el hombre que nunca volvió

el niño que murió en el parto

todos los que han sido y vendrán



soy parte de este humo blanco y oloroso a copal

he dejado mis cadenas al atravesar la atmósfera

renazco en el cuenco de agua que me dan a beber los antiguos

y allá abajo, sobre mis huesos, los que permanecen

toman mezcal en mi nombre



nombre que he guardado en la mano

y blandiré de nuevo cuando regrese a la tierra

de hollín pintado las mejillas

de sangre encendida mis venas

porque todo esto es un tránsito

el ir y venir a la madre sagrada

que con tanto ahínco laceramos



no voy a intentar otra vez destruirme

he encontrado en Mictlán el verdadero sentido de lo que busqué en el frenesí de mi obstinación



no soy más el solitario infame

ni la gula

soy el sol la luna el alabastro el corazón rendido el beso la luz de las plantas

la herida abierta de los hombres

el lugar donde todos se sientan a comer el banquete

de este día de muertos.







--------------------------------------------------------------------------------

[1] Para los aztecas, la tierra del descanso eterno.

viernes, 2 de julio de 2010

Los espacios del sueño - Robert Desnos



Pintura de Emilio Pettoruti


En la noche están naturalmente las siete maravillas del mundo y la grandeza
y lo trágico y el encanto.
Los bosques se tropiezan confusamente con las criaturas legendarias
escondidas en los matorrales.
Estás tú.
En la noche están los pasos del paseante y los del asesino y los del guardia urbano
y la luz del farol y la linterna del trapero.
Estás tú.
En la noche pasan los trenes y los barcos y el espejismo de los países donde es de día.
Los últimos alientos del crepúsculo y los primeros estremecimientos del alba.
Estás tú.
Un aire de piano, el estallido de una voz.
Un portazo. Un reloj.
Y no solamente los seres y las cosas y los ruidos materiales.
Sino también yo que me persigo o sin cesar me adelanto.
Estás tú la inmolada, tú la que espero.
A veces extrañas figuras nacen en el momento del sueño y desaparecen.
Cuando cierro los ojos, las floraciones fosforescentes aparecen y se marchitan y renacen como fuego de artificios carnosos.
Países desconocidos que recorro en compañía de criaturas.
Estás tú sin duda, oh bella y discreta espía.
Y el alma palpable de la extensión.
Y los perfumes del cielo y de las estrellas y el canto del gallo de hace 2000 años
y el grito del pavo real en los parques en llamas y besos.
Manos que se aprietan siniestramente en una luz descolorida y ejes que chirrían
sobre los caminos de espanto.
Estás tú sin duda a quien no conozco, a quien conozco al contrario.
Pero que, presente en mis sueños, te obstinas en dejarte adivinar en ellos sin aparecer.
Tú que permaneces inasible en la realidad y en el sueño.
Tú que me perteneces por mi voluntad de poseerte en ilusión pero que no acercas tu rostro sino cuando mis ojos se cierran tanto al sueño como a la realidad.
Tú que en despecho de una retórica fácil donde la ola muere en la playa, donde la corneja vuela entre las fábricas en ruinas, donde la madera se pudre crujiendo bajo un sol de plomo.
Tú que estás en la base de mis sueños y que sacudes mi alma llena de metamorfosis
y que me dejas tu guante cuando beso tu mano.
En la noche están las estrellas y el movimiento tenebroso del mar, de los ríos, de los bosques, de las ciudades, de las hierbas, de los pulmones de millones y millones de seres.
En la noche están las maravillas del mundo.
En la noche no están los ángeles guardianes, pero está el sueño.
En la noche estás tú.
En el día también.