domingo, 29 de abril de 2012

Hablemos de filosofía

Mario Rivero


Solitario espectador


Solitario espectador, demasiado,

he oído al mundo falso,

aplaudir una vacía sombra.

Al mundo que censuraba

al hombre vivo.



domingo, 22 de abril de 2012

TODO POR UNA MONEDA - ALBERTO SALCEDO RAMOS





Sucedió en la Cárcel Peñas Blancas, ubicada en las afueras de Calarcá. El fotógrafo Jesús Abad Colorado y yo habíamos llegado hasta allí guiados por el joven escritor Juan Felipe Gómez , quien dirige el taller "Versión libre", un programa de promoción de lectura y escritura creativa dedicado a los presos.

Abad y yo estábamos invitados al IV Encuentro de Escritores Luis Vidales, que se llevaba a cabo en esa pequeña ciudad del eje cafetero. La idea al llevarnos a Peñas Blancas era que compartiéramos con los reclusos algunas experiencias propias de nuestro oficio. Ellos, los presos, llevaban entonces varias semanas estudiando parte de nuestro trabajo: las fotografías del conflicto armado tomadas por Abad y mi libro de crónicas "La eterna parranda".

A la entrada nos tocó dejar en un casillero algunas pertenencias que, por razones de seguridad, no están permitidas en el penal: teléfonos móviles, cámaras fotográficas, llaves. Incluso, monedas. Vaciamos nuestros bolsillos en el escritorio e ingresamos al patio donde nos encontraríamos con los reclusos.

Recordé entonces un chiste macabro: en la cárcel tendríamos por fin un público cautivo. Desde luego, no lo dije en voz alta. Gómez hablaba de las bondades del programa de lectura con los presos: uso productivo del tiempo, resocialización. Tampoco expresé que descreo de las propiedades milagrosas que algunos románticos le atribuyen al arte. Es común oír que mientras los brazos estén portando una guitarra es imposible que disparen un fusil. Sí, pero ¿y qué pasa cuando se termina la canción y hay que abandonar la guitarra y afrontar la falta de oportunidades del entorno?

La jornada transcurría según lo previsto. Lo único inesperado eran unas coplas simpáticas que los presos habían escrito para nosotros.

De repente, Abad, dotado de una extraordinaria capacidad para conectarse con la gente, les pidió a los reclusos que nos contaran por qué se encontraban tras las rejas. Empezamos a oír lo común en estos casos: hurto, homicidio.

Entonces Darío González Montoya , quien se hallaba en la parte de atrás, nos sorprendió con una historia distinta: él estaba preso por una moneda.

- ¿Cómo?

Sí, por una moneda. Una noche él y su cómplice, Diego Rendón, decidieron salir a robar. Diego proponía ir a Quinchía y Darío, a Marsella. Como no se ponían de acuerdo, arrojaron una moneda al aire: ganó Diego. Así que fueron a robar en Quinchía y allá los capturó la Policía. La culpa no fue de ellos dos sino de la moneda. Todos soltamos la risotada.

Me toqué instintivamente el bolsillo del pantalón y tropecé, sorprendido, con una moneda de cien pesos que había sobrevivido a la requisa. Entonces invité a Darío a que echara conmigo un "carisellazo". También le gané. Los demás presos aplaudieron, como si acabaran de ver la liebre en el sombrero del mago.

- Es que yo soy de malas, patroncito- dijo Darío.


Pensé -y esta vez sí lo comenté en voz alta- en los versos de León de Greiff: "juego mi vida/ cambio mi vida/ de todas formas la llevo perdida"

Pequeños poemas - Jack Kerouac






1


Las hormigas deambulan

en el espejo de

la mente,

sobre las arenas

que yo

observo falsamente



2

Percibo de este estado de ánimo

su vacío

es decir la naturaleza

de la forma

En mis sueños

una ciudad horrible

es

discriminación individual

—la ciudad actual

es

una mente universal



3

Dejo de soñar

y las pequeñas ondas

desaparecen del rostro actual

de la mente universal

el resultado:

ya no estoy aquí

“Los héroes del estado búdico

—Bodhisattvas—

no poseen una individualidad fragmentada”

La realidad es

la nada—

Nosotros pensamos

nos esforzamos




viernes, 20 de abril de 2012

STÉPHANE MALLARMÉ



París, lunes 16 de noviembre de 1885

Mi querido Verlaine:


Tengo un retraso con usted, porque he buscado lo que había fiado, por una y otra parte, al diablo, de la obra inédita de Villiers. Adjunto aquí lo mínimo que poseo.
Pero noticias precisas sobre este querido y fugaz viejo, no tengo: ignoro, incluso, su dirección; nuestras dos manos se encuentran una con otra, como soltadas en la víspera, a la vuelta de una calle todos los años, porque hay un Dios. A parte de esto, él estaría puntual en las citas y, el día en que, para los Hombres de Hoy, así como para los Poetas Malditos, quiera usted mejor encontrarlo en casa de Vanier, con quien tratará asuntos para la publicación de Axël, sin duda, yo lo conozco, sin ninguna duda, él estará a la hora mencionada. Literalmente, no hay nadie más puntual que él: corresponde entonces obtener primero la dirección de Vanier, del señor Darzens, quien hasta aquí lo ha representado ante este gracioso editor.
Si nada de todo esto llega a buen término, un día, particularmente un miércoles, lo iré a buscar a usted, caída la noche; y en la conversación nos vendrán, al uno como al otro, detalles biográficos que hoy se me escapan; no el estado civil, por ejemplo, fechas, etc., que sólo el hombre en cuestión conoce.
Paso a mí.
Sí, nací en París, el 18 de marzo de 1842, en la calle hoy llamada pasaje Laferrière. Mis familias materna y paterna ostentaban, desde la Revolución, una serie ininterrumpida de funcionarios en la Administración del Registro; y aunque hubieron ocupado ahí casi siempre altos empleos, yo evité esta carrera a la que se me había destinado desde los pañales. Hallo rastros del gusto de sostener una pluma, para otra cosa más que registrar actas, en varios de mis ascendientes: uno, sin duda antes de la creación del Registro, fue síndico de los Libreros bajo Luis XVI y su nombre apareció debajo del privilegio del rey, situado en el encabezado de la edición original francesa del Vathek de Beckford que reimprimí. Otro escribía versos juguetones en los Almanaques de las Musas y los Estrenos para Damas. De niño conocí, en el viejo interior de la burguesía parisina familiar, al señor Magnien, un primo lejano que había publicado un volumen romántico, llamado sin más Ángel o Demonio, el cual reaparece algunas veces como caro en los catálogos que recibo de los libros de viejo.
Decía familia parisina, hace rato, porque siempre hemos vivido en París; pero los orígenes son borgoñones, loreneses también e incluso holandeses.
Muy niño perdí, a los siete años, a mi madre, fui adorado por una abuela que me crio primero; luego recorrí varias pensiones y liceos, fui de alma lamartiniana con un secreto deseo de remplazar, un día, a Béranger, porque lo había conocido en una casa amiga. Parecía que era demasiado complicado para ser puesto en ejecución, pero intenté mucho tiempo en cientos de cuadernos pequeños versos que siempre me fueron confiscados, si tengo buena memoria.
No había, usted lo sabe, para un poeta el vivir de su arte incluso bajándolo varios niveles, cuando entré en la vida; y nunca lo he lamentado. Aprendí el inglés simplemente para mejor leer a Poe, partí a los veinte años a Inglaterra, con el objeto de escapar, principalmente; pero también para hablar la lengua, y enseñarla en un rincón, tranquilo y sin otro ganapán obligado: me había casado y eso me presionaba.
Hoy, he ahí más de veinte años y a pesar de la pérdida de tantas horas, creo, con tristeza, que hice bien. Es que, además de los pedazos de prosa y los versos de mi juventud y el resto, que ahí hacía eco, publicada un poco por todas partes, cada vez que aparecían los primeros números de una Revista Literaria, he soñado siempre e intentado otra cosa, con una paciencia de alquimista, dispuesto a sacrificar toda vanidad y toda satisfacción, como otrora uno quemaba su mobiliario y las vigas del techo, para alimentar el horno de la Gran Obra. ¿Qué? Es difícil de decir: un libro, simplemente, en varios tomos, un libro que sea un libro, arquitectural y premeditado, y no una selección de inspiraciones del azar, aunque fueran maravillosas… Iré más lejos, diré: el Libro, persuadido de que en el fondo no hay más que uno, intentado sin percatarse por quienquiera que haya escrito, incluso los Genios. La explicación órfica de la tierra, que es el único deber del poeta y el juego literario por excelencia: pues el ritmo del libro, entonces impersonal y vivo, hasta en su paginación, se yuxtapone a las ecuaciones de este sueño, u Oda.
He ahí la confesión de mi vicio, puesto al desnudo, querido amigo, he caído mil veces, con el espíritu magullado o hastiado, pero esto me posee y lo conseguiré tal vez; no hacer esta obra en su conjunto (¡haría falta ser no sé quién para ello!) sino mostrar un fragmento de lo ejecutado, hacer centellear por un sitio la autenticidad gloriosa, indicando el resto entero para el que no basta una vida.
Nada más simple entonces que yo no me haya apresurado a recolectar los mil pedazos conocidos, que me han, de un tiempo a otro, traído la bondad de encantadores y excelentes espíritus, ¡siendo usted el primero! Todo eso no tenía otro valor momentáneo para mí que el de entretener la mano: y cada logro que pudiera ser algunas veces uno de esos trozos; sería justo para ellos si compusieran un álbum, pero no un libro. Sin embargo es posible que el Editor Vanier me arranque estos fragmentos pero yo no los pegaría en páginas como se hace con una colección con estampados seculares o preciosos. Con esta palabra condenatoria de Álbum, en el título, Álbum de versos y de prosa, no sé; y eso contendría muchas series, podría incluso ir indefinidamente, (a lado de mi trabajo personal que yo creo, será anónimo, el Texto hablando ahí de sí mismo y sin voz de autor.)
Estos versos, estos poemas en prosa, además de las Revistas Literarias, uno puede encontrarlos, o no, en las Publicaciones de Lujo, agotadas, como el Vathek, El cuervo, El Fauno.
Tuve que hacer, en algunos momentos de contrariedad o para comprar algún bote arruinado, trabajos propios y eso es todo (Dioses Antiguos, Palabras inglesas) de los que conviene no hablar: pero aparte de esto, las concesiones a las necesidades como a los placeres no han sido frecuentes. Si en algún momento, no obstante, desesperanzado por el despótico libro descuidado por Mí mismo, he luego de algunos artículos divulgados por aquí y por allá, intentado redactar por mi cuenta, baños, joyas, mobiliario y hasta teatros y menús de cena, un periódico, La Última Moda, cuyos ocho o diez números aparecidos sirven todavía cuando los desvisto de su polvo para hacerme un largo rato soñar.
En el fondo considero la época contemporánea como un interregno para el poeta, quien no tiene nada en qué involucrarse en él: está demasiado en desuso y en efervescencia preparatoria, para que él tenga otra cosa que hacer sino trabajar con misterio en vista de más tarde o de nunca jamás y de vez en vez enviar a los vivos su carta de presentación, estanza o soneto, para no ser lapidado por ellos, si le sospechan saber que ellos no tienen lugar.
La soledad acompaña necesariamente esta especie de actitud; y, aparte de mi camino de la casa (es 89, ahora, calle de Roma) a los diversos lugares donde he debido el diezmo de mis minutos, liceo Condorcet, Janson de Sailly y finalmente Colegio Rollin, vago poco, prefiriendo a todo, en un departamento protegido por la familia, la estancia entre algunos muebles antiguos y caros, y la hoja de papel a menudo blanca. Mis grandes amistades han sido las de Villiers, de Mendès y he, diez años, visto todos los días a mi querido Manet, ¡cuya ausencia hoy me parece inverosímil! Sus Poetas Malditos, querido Verlaine, a contrapelo de Huysmans, han interesado a mis Martes un buen tiempo vacantes los jóvenes poetas que nos aman (mallarmistas aparte) y han creído en alguna influencia intentada por mí, ahí donde no hay sino encuentros. Muy afinado, he estado diez años antes del lado donde semejantes espíritus jóvenes debían volver hoy.
He ahí toda mi vida desnuda de anécdotas, al contrario de lo que han machacado por tanto tiempo los grandes periódicos, donde siempre he pasado por un gran extraño: escruto y no veo nada más, los problemas cotidianos, las alegrías, exceptuados los duelos interiores. Algunas apariciones en todas partes donde se monta un ballet, donde se toca el órgano, mis dos pasiones de arte casi contradictorias, pero cuyo sentido estallará y es todo. Olvidé mis fugas, como tuve demasiada fatiga de espíritu, a orilla del Sena y del bosque de Fontainebleau, en el mismo lugar desde hace años: ahí me aparezco diferente, apasionado por la sola navegación fluvial. Honro el río, que deja dilapidar en su agua días enteros sin que uno tenga la impresión de haberlos perdido, ni una sombra de remordimientos. Simple paseante en yola de caoba, pero velero con furia, muy orgulloso de su flotilla.
Hasta luego, querido amigo. Leerá todo esto, anotado con lápiz para dejar el aire de una de esas buenas conversaciones de amigos a la distancia y sin gritos, lo recorrerá de cabo a rabo con la mirada y encontrará en él, diseminados, los algunos detalles biográficos para escoger que uno necesita tener en alguna parte vistas verídicas. Que me apena saberlo enfermo, y ¡de reumatismos! Sé lo que es eso. No use más que raramente el salicilato, y encuentre a un buen médico, la cuestión de la dosis es muy importante. En una ocasión tuve una fatiga y como una laguna de espíritu, luego de esta droga; y le atribuyo mis insomnios. Pero iré a verlo un día y le diré esto, llevándole un soneto y una página de prosa que voy a confeccionar en estos días, a su intención, alguna cosa que vaya ahí donde usted la ponga. Puede comenzar, sin estos dos bibelots. Hasta luego, querido Verlaine. Su amigo


STÉPHANE MALLARMÉ


El paquete de Villiers está donde el conserje: no hay que decir que lo quiero como a las niñas de mis ojos. Hay ahí de lo que ya no hay: cuanto a los Cuentos Crueles, Vanier se los tendrá, Axël se publica en La Joven Francia y Eva futura en la Vida Moderna.

Edgar Lee Masters



JUDGE SOMERS


¿Cómo sucede, dime,
Que yo quien era el más erudito de los abogados,
Quien conocía Blackstone y Coke
Casi por corazón, quien hizo el más grande discurso
Que en el tribunal alguna vez se oyó, y escribió
Un compendio que ganó el premio Justice Breese
Cómo sucede, dime,
Que yo yazga aquí sin marca, olvidado,
Mientras Chase Henry, el borrachín del pueblo,
Tiene un bloque de mármol, coronado por una urna
En donde la Naturaleza, de un modo irónico,
Ha sembrado un floreciente hierbajo?

jueves, 12 de abril de 2012

Walt Whitman




POR LA NOCHE EN LA PLAYA, SOLO


Por la noche en la playa, solo,
Mientras la anciana madre la arrulla cantándole con voz apagada una canción,
Mientras veo brillar a las estrellas, pienso en la clave de los universos y en el futuro.
Una vasta similitud une todas las cosas,
Todas las esferas, las que han nacido, las que aún no nacen, las pequeñas, las grandes, los soles, las lunas, los planetas,
Todas las distancias del espacio, aún las más vastas,
Todas las distancias del tiempo, todas las formas inanimadas,
Todas las almas, todos los cuerpos vivientes diversos y de mundos diversos,
Todos los procesos gaseosos, líquidos, vegetales, minerales, los peces, los animales,
Todas las naciones, colores, sociedades primitivas, civilizaciones, idiomas,
Todas las identidades que han existido o pueden existir en este mundo o en cualquier otro,
Todas las vidas y muertes, todas las cosas pasadas, presentes y futuras,
Estas vasta similitud las alcanza a todas y las ha alcanzado siempre,
Y las alcanzará siempre, y las unirá y encerrará siempre.

Energía - Zoé

sábado, 7 de abril de 2012

Antonin Artaud



Una de sus últimas declaraciones

"Sé que tengo cáncer. Lo que quiero decir antes de morir es que odio a los psiquiatras. En el hospital de Rodez yo vivía bajo el terror de una frase: "El señor Artaud no come hoy, pasa al electroshock". Sé que existen torturas más abominables. Pienso en Van Gogh, en Nerval, en todos los demás. Lo que es atroz es que en pleno siglo XX un médico se pueda apoderar de un hombre y con el pretexto de que está loco o débil hacer con él lo que le plazca. Yo padecí cincuenta electroshocks, es decir, cincuenta estados de coma. Durante mucho tiempo fui amnésico. Había olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo bien; lamentablemente murió...
-Estoy asqueado del psicoanálisis, de ese "freudismo" que se las sabe todas".

Pescao envenenao - CHOC QUIB TOWN


viernes, 6 de abril de 2012

Tarántula - Zoé


Poca tinta. Antología de ciberpoesía



Poca tinta. Antología de ciberpoesía es una muestra nacional de poesía escrita por jóvenes autores que publican sus textos en internet. Esta iniciativa, apoyada por la Producción Editorial de la Universidad de Caldas, reúne textos de 44 poetas colombianos y difunde una amplia lista de páginas web en las que se pueden leer sus trabajos.
La presentación de la antología se llevará a cabo durante la celebración del día del idioma y del libro, en Manizales el miércoles 11 de abril a las 6:00 p.m. en la sala Humberto Gallego Gamboa de la Universidad de Caldas y en Envigado el sábado 21 de abril a las 7:00 p.m. en el Café Cultural La venta de Dulcinea, con la participación de los autores locales e invitados de otras ciudades, quienes realizarán un recital y compartirán su quehacer poético con el público universitario y demás asistentes.

Poca tinta. Antología de ciberpoesía.
Editorial Universidad de Caldas 2012
Compilador: Leandro Loaiza Largo

Autores: Paula Walker, Felipe Agudelo Hernández, Lukas Gutiérrez Montoya, Sergio Blandón Quintero, Henry Alexander Gómez, Mónica Andrea Valencia Echeverri, Leonardo Urrea Madrigal, Yenny León, Ibán de Jesús Alarcón Marín, Walther Espinal, Diana Toro Ángel, Mary Luz Montoya Sáenz, Steven Ríos, María Paz Gómez Gaviria, Sore Snid, Diana Lucía Rentería Cruz, José Alexander Estrada, Juan Manuel Becerra Valencia, Juan David Ochoa Aguirre, Juan Felipe López Giraldo, Carlos Andrés Colorado Franco, Jorge Valbuena, Daniel Padilla Serrato, Juanita Hincapié Mejía, Alexander Aguirre Arcila, Lorena Madrid García, Leandro Loaiza Largo, María Camila Narváez, Jenny Bernal, Mariela Mahecha Buritica, Carolina Fernanda Gärtner Restrepo, Hellman Pardo, Juan Sebastián Murillas Salgado, Sandra Viviana Romero Obando, Carolina Villa Londoño, Felipe Sánchez Hincapié, Camilo Ramírez Meza, Johanna Marcela Rozo Enciso, John Alexander Castañeda Rodríguez, Alexander Ramírez Loaiza, Sandra Marcela Gómez Chica, Alexander Muñoz Garzón, Ricardo Contreras Suárez, Jacobo Márchal Dömine.

miércoles, 4 de abril de 2012

martes, 3 de abril de 2012

San Juan de la Cruz




HIMNO

¿Adonde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huíste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.


HIMNO


¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.

Para Qué - Lucas Arnau y Armando Manzanero

lunes, 2 de abril de 2012