domingo, 31 de diciembre de 2017

Ezra Weston Loomis Pound





Un pacto

Yo hago un pacto contigo, Walt Whitman. 
Ya te he detestado lo suficiente. 
Llego a ti como un niño crecido 

Que ha tenido un padre testarudo; 
Ya tengo edad para hacer amigos. 

Fuiste tú el que partió la nueva leña, 
Ahora es el tiempo de tallar. 

Nosotros tenemos la raíz y la savia: 
Que haya intercambio entre nosotros.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Funeral blues - Wystan Hugh Auden






Paren todos los relojes, descuelguen el teléfono,
Eviten que el perro ladre dándole un hueso jugoso,
Silencien los pianos, y con un apagado timbal,
Saquen el ataúd, dejen pasar a los deudos.

Que los aviones nos sobrevuelen en círculos luctuosos
garabateando en el cielo el mensaje  Él ha muerto,
Pongan un crespón alrededor de los cuellos blancos de las palomas,
Que los policías de tráfico usen guantes negros de algodón.

Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
Mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
Mi mediodía, mi medianoche, mi palabra, mi canción;
Creí que el amor sería eterno, pero me equivoqué.

Ya no deseo las estrellas: apáguenlas todas;
Llévense la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y talen los bosques,
Porque ya nada puede volver a ser como antes.

Gabriel Jaime Caro




Visión una

¿Para que otra cosa más servirán nuestras pisadas?
"Las pisadas del hombre honrado hablan", decía Nietzsche.
Las huellas amadas y perseguidas del pasado pasionario.
En el desierto donde nace la agonía, en su plaza más
Antigua; como decía Bertolucci a la corresponsal.

The Sheltering Sky, un té en el Sahara, el cielo
Protector, de Paul Bowles.
Un ahorro potencial, una comunicación con el mal entre
Hombres de cámara. Si, lo extraño es el arte negativo,
Allí donde la energía es el color oscuro del sol.

Todos ríen, nada más placentero que la confusión gratuíta
de los dioses en el hueco de la mujer amada.

A nadie se le ocurrirá decir que las dunas son hermosas,
Después de la pérdida del ser amado,
Sólo Dios condescenderá.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Rogelio Echavarría





Lugar común
Ya que no todos podemos ser
poetas
comprender lo sensible
o exaltar lo sencillo
hablemos francamente
confesemos nuestro fracaso
de hombres sin alas
de hojas muertas en el estío
nuestros empeños ciegos
sin metáforas vanas
nuestra identificación con todos
o con casi todos
y si alguien nos entiende
y fecunda nuestra impotencia
eso también es poesía
o por lo menos una gota
en la sed del infierno
cotidiano.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Queen

John Galán Casanova





XLIX


amarnos por teléfono
e internet

escucharnos
a cientos de kilómetros

vernos sin tocarnos

reos de visita
a través de una bocina
y un cristal

a media hora de amor luz
la boca no lame,
los dedos no saquean olores

no abusemos 
de la cibernética
y la telepatía

cambiaré el ordenador
por un tiquete

para burlar esta quimera 

lunes, 2 de octubre de 2017

Sylvia Plath (1932/1963)




Canción putesca



La blanca helada se acabó,
los sueños verdes nada valen,
tras un mal día de trabajo
llega el momento de la sucia puta:
su simple fama llena nuestra calle.
Todos los hombres:
blancos, rubicundos, negros
derivan hacia su forma desmañanada.

Fijaos, os pido, en esa boca
hecha para bofetadas
en ese rostro costuroso
sesgado a fuerza de pintarrajos, hondones, marcas,
violado por cada hosco año.
Ningún hombre se le acerca
que sea capaz de concentrar aliento
con que corcusir fuego de amor en tan fétida mueca
como apuntan
mis castísimos ojos
saliendo de charco, zanja, trago.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Luis Carlos López





DE TIERRA CALIENTE

Flota en el horizonte opaco dejo
crepuscular. La noche se avecina
bostezando. Y el amor, bilioso y viejo,
duerme como un sueño de morfina.

Todo está en laxitud bajo el reflejo
de la tarde invernal, la campesina
tarde de la cigarra, del cangrejo
y de la fuga de la golondrina...

Cabecean las aspas del molino
como con neurastenia. En el camino,
tirando el carretón de la alquería.

Marchan dos bueyes con un ritmo amargo
llevando en su mirar, mimoso y largo,
la dejadez de la melancolía...


domingo, 9 de julio de 2017

viernes, 30 de junio de 2017

lmmanuel Kant (alemán, 1724-1804)



Un mal radical habita en el hombre


Hay en el hombre una propensión natural al mal; y esta propensión misma, puesto que ha de ser finalmente buscada en un libre albedrío y, por lo tanto, puede ser imputada, es moralmente mala. Este mal es radical, pues corrompe el fundamento de todas las máximas; a la vez, como propensión natural, no se lo puede exterminar mediante fuerzas humanas, pues esto solo podría ocurrir mediante máximas buenas, lo cual no puede tener lugar si el supremo fundamento subjetivo de todas las máximas se supone corrompido; sin embargo, ha de ser posible prevalecer sobre esta propensión, pues ella se encuentra en el hombre como ser que obra libremente.

La religión dentro de los límites de la mera razón (1793)

jueves, 22 de junio de 2017

Bomba Estéreo - Duele

Fragmento: Cien Años de Soledad




‘Esos gustos secretos, derrotados en otro tiempo por las naranjas con ruibarbo, estallaron en un anhelo irreprimible cuando empezó a llorar. Volvió a comer tierra. La primera vez lo hizo casi por curiosidad, segura de que el mal sabor sería el mejor remedio contra la tentación. Y en efecto no pudo soportar la tierra en la boca. Pero insistió, vencida por el ansia creciente, y poco a poco fue rescatando el apetito ancestral, el gusto de los minerales primarios, la satisfacción sin resquicios del alimento original. Se echaba puñados de tierra en los bolsillos, y los comía a granitos sin ser vista, con un confuso sentimiento de dicha y de rabia, mientras adiestraba a sus amigas en las puntadas más difíciles y conversaba de otros hombres que no merecían el sacrificio de que se comiera por ellos la cal de las paredes. Los puñados de tierra hacían menos remoto y más cierto al único hombre que merecía aquella degradación, como si el suelo que él pisaba con sus finas botas de charol en otro lugar del mundo, le transmitiera a ella el peso y la temperatura de su sangre en un sabor mineral que dejaba un rescoldo áspero en la boca y un sedimento de paz en el corazón.’

martes, 20 de junio de 2017

jueves, 15 de junio de 2017

EL HUMO - Luis Tejada



Para vergüenza y confusión de algunos amigos míos, que sin razón o con razón han resuelto dejar de fumar, voy a escribir este pequeño elogio del tabaco. ¡Ojalá que mis palabras los aparten del peligroso camino del ascetismo, que haría de ellos al fin esa cosa monstruosa y horripilante que llaman “hombre ejemplar”!

Hay que desconfiar siempre un poco de toda persona que no fuma. ¡Qué otros tremendos vicios tendrá! Porque el tabaco es una delgada canal por donde salen y se dispersan en infinito nuestros instintos perversos. Fumando se torna el alma levemente cándida y azul como el humo ligero ¿Andáis buscando por todas partes con vuestra linterna al hombre bueno y feliz? Yo sé dónde lo encontraréis. Es aquél que está sentado en su habitación, frente a la ventana, al atardecer. Tiene la cabeza echada sobre el respaldo del amplio sillón frailuno. Las piernas estiradas y colocadas sobre un parapeto eminente. Mira caer la lluvia al través de los cristales pálidos. Fuma. De su boca, como de un pebetero hierático, asciende el humo en leves volutas, recto, grave y silencioso, adhiriéndose a las estrías del cielo raso, buscando los menudos promontorios de la madera para rodearlos, hundiéndose en los huequecillos y quedándose un instante prendido a los clavos solitarios, para difundirse al fin en la penumbra de los rincones. ¡Ah, os prometo que ese es el hombre bueno y feliz! Sus pensamientos serán puros y elevados, y su alma se habrá ablandado al influjo de aquella columna inefable que surge de su pecho en ondas tenues y aladas. Dios lo ve porque su humo sigue hacia lo alto como en el holocausto de Abel.

El tabaco tiene su santidad callada y emocionante. Es místico. Su alma será purificada por el fuego. La brasa encendida y misteriosa consumirá su carne y limpiará su espíritu. ¡Ay! ¡Esas filas de largos y ascéticos cigarros que veis encerrados en sus cajas herméticas, son mojes severos que van a su Tebaida! La hoja humilde, encierra, sin embargo, la esencia de las transformaciones supremas que elevan y dignifican la materia: se convertirá en ceniza blanca, símbolo de la muerte y de la evolución de la naturaleza hacia fines inconocibles; y se convertirá en humo azul, símbolo del espíritu alado que tiende hacia el espacio sin límites.

El tabaco es cordial, fraternal, sencillo. En las penosas horas de trabajo nocturno nos acompaña y nos conforta, porque posee una pequeña vida que Dios no concedió a las otras cosas inertes que nos rodean: los retratos mudos de los abuelos, las sillas tiesas sobres sus patas, los libros enfilados en el estante, el lecho solitario y blanco que descansa en una esquina. Nada se mueve, nada habla. Sólo el cigarro, colocado con la ceniza hacia arriba sobre el tintero, despide ligeras espirales móviles, inquietas, que nos hacen guiños minúsculos. Sabemos que algo palpita ahí, que una diminuta alma encendida se consume junto a nosotros y pasará. ¡Pero esos retratos no pasan nunca y esas sillas estarán siempre ahí! Este medio cigarro que nace y muere, y es efímero, está más cerca de nosotros que todo aquello eterno. Es un resumen infinito de nuestra vida. Por eso nos consuela y nos acompaña.

No fuméis, amigos míos. Pero ¡oh! Cuán angustiosa y demasiado sola será vuestra soledad.


Soy Peor - Bad Bunny

viernes, 9 de junio de 2017

Roque Dalton (1935-1975)





América Latina


El poeta cara a cara con la luna
fuma su margarita emocionante
bebe su dosis de palabras ajenas
vuela con sus pinceles de rocío
rasca su violincito pederasta.

Hasta que se destroza los hocicos

en el áspero muro de un cuartel.

sábado, 3 de junio de 2017

SNOOP DOGG - BADBADNOTGOOD

Luis Hernández, poeta peruano de la Generación del 60




A un suicida en una piscina



No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Entre la noche
No mueras
Entreteje con su añil claridad
Por lo que Dios más ame
Sal de las aguas
Sécate
Contémplate en el espejo
En el cual te ahogabas
Quédate en el tercer planeta
Tan sólo conocido
Por tener unos seres bellísimos
Que emiten sonidos con el cuello
Esa unión entre el cuerpo
Y los ensueños
Y con máquinas ingenuas
Que se llevan a los labios
O acarician con las manos
Arte purísimo
Llamado música
No mueras más
Con su añil claridad.

miércoles, 24 de mayo de 2017

John Galán Casanova



Apartamento 105

El edificio del frente
me roba el sol
de la mañana.

En la tarde
sus ventanas
me lo devuelven
reflejado.

De noche,
si las nubes lo permiten,
durante media hora
veo la luna
trepando sobre el penthouse.


domingo, 21 de mayo de 2017

SISAS

Louis Zukofsky





Las visitas

En las montañas
los pinzones

son
cuatro sillas

dispuestas
en diagonal

ante la ventana
sobre cuyo alfeizar

los tomates maduran

desde arriba
sobre la
repisa
de la chimenea
el reloj

palpita

en la puerta
el prado
rueda
hacia el camino

delineado
de un lado por

una pared de piedra
el espacio
allí
la entrada al
jardín

una jamba de
rudbequia
una jamba de
manzano

el jardín
para lo que

vino
a la mesa
como hierba
o verde

o vid

una zona
segada luego enrollada

para los pinos
de doscientos años
las zarzas
los bosques
el a veces seco arroyo

por una vez rebosante
de
anhelos
de lluvias

y el matiz
del margen de la rosa

a cinco mil pies

la vista
desde la ventana

dos sillas
para los ocupantes

dos sillas
paradas
para las visitas
que siempre vuelven


Kraken - No me hables de amor

sábado, 13 de mayo de 2017

Auguste Comte



“Solo es real lo concreto que se da en la experiencia”
Augusto Comte

Augusto Comte padre del positivismo, matemático y filósofo francés nacido el 19 de enero de 1798 se inclinó por las ciencias físicas y matemáticas. Fue el secretario del socialista  saint simon hasta 1824; siendo el discípulo de saint creo el proyecto de la reforma universal llamada “ley de los tres estados”.
Según el pensamiento de comte el ser humano a lo largo  de la vida atraviesa por tres estados que son el metafísico, el teológico y el positivismo. El teológico y lo metafísico consiste en las preguntas del ser humano  sin respuesta  alguna, para comte el positivismo es el que explica la realidad mediante la experimentación.

Antecedentes

Isidore Augusto María Francisco Javier nació en Montpellier en 1798   muere en parís por cáncer el 5 de septiembre de 1857 estudio en la escuela  politécnica de parís donde fue expulsado por indisciplina y revolucionario, fue un destacado conde. Algunas de sus obras fueron  “el sistema industrial”, “catecismo de los industriales”. En 1827 intentó suicidarse  tirándose al rio  Sena, en 1826 sufre una crisis mental que debió ser internado en una clínica de reposo por la separación de su mujer. Su padre es funcionario de la jerarquía media en 1842 se separa definitivamente de su esposa caroline massin.


miércoles, 3 de mayo de 2017

Luna Viper & La Sirena

Jean Genet



Evoquemos, Amor, a cierto duro amante,
enorme como el mundo y de cuerpo sombrío.
Nos fundirá desnudos en sus oscuros antros,
entre sus muslos de oro, en su cálido vientre.
Un muchacho deslumbrante tallado en un arcángel
se excita al ver los ramos de clavel y jazmín
que llevarán temblando tus manos luminosas,
sobre su augusto flanco que tu abrazo estremece.
¡Oh tristeza en mi boca! ¡amargura inflamando
mi pobre corazón! ¡Mis fragantes amores,
ya os alejáis de mi! ¡Adiós, huevos amados!
sobre mi voz quebrada, ¡adiós minga insolente!

domingo, 9 de abril de 2017



” Imaginemos a un pajarillo: por ejemplo, una golondrina enamorada de una jovencita. La golondrina podría, por lo tanto, conocer a la muchacha (por ser diferente a todas las demás), pero la joven no podría distinguir a la golondrina entre cien mil. Imaginad su tormento cuando, a su retorno en primavera, ella dijera: Soy yo, y la joven le respondiera: No puedo reconocerte. En efecto, la golondrina carece de individualidad. De ahí se deduce que la individualidad es el presupuesto básico para amar, la diferencia de la distinción. De ahí se deduce también que la mayoría no puede amar de veras, porque la diferencia de sus propias individualidades es demasiado insignificante. Cuanto mayor es la diferencia, mayor es la individualidad, mayores son los caracteres distintivos y mayores los rasgos reconocibles.”

( “Diario íntimo”, fragmento)
******* ******* *******

” (…) Desesperar de algo no es, pues, todavía, la verdadera desesperación; es su comienzo; se incuba, como dicen los médicos de una enfermedad. Luego se declara la desesperación: se desespera de uno mismo. Observad a una muchacha desesperada de amor, es decir de la pérdida de su amigo, muerto o esfumado. Esta pérdida no es desesperación declarada, sino que ella desespera de sí misma. Ese yo, del cual se habría librado, que ella habría perdido del modo más delicioso si se hubiese convertido en bien del «otro», ahora hace su pesadumbre, puesto que debe ser su yo sin el «otro». Ese yo que habría sido su tesoro -y por lo demás también, en otro sentido, habría estado desesperado- ahora le resulta un vacío abominable, cuando el «otro» está muerto, o como una repugnancia, puesto que le recuerda el abandono.
Tratad, pues, de decirle: «Hija mía, te destruyes», y escucharéis su respuesta: «¡Ay, no!
Precisamente mi dolor está en que no puedo conseguirlo.”

(“Tratado de la desesperación”, fragmento)

******* ******* *******
” (…) Cuando dos seres vivos se unen amorosamente, el uno mantiene al otro unido y la unión misma los sostiene a ambos. Mas con el muerto es imposible toda unión. En los primeros días después de su muerte quizá pueda afirmarse todavía que el muerto le sostiene a uno -es como una consecuencia de la unión habida durante la vida- y por eso suele ser lo más frecuente, lo general, que todavía se le recuerde también mucho en esos primeros días. Pero con el transcurso de los días el muerto va dejando de sostener al vivo ; y, naturalmente, la relación cesa, a no ser que el vivo siga sosteniendo al muerto en su memoria. Y ¿qué es la fidelidad? ¿Es acaso fidelidad que otro le sostenga a uno?
Cuando la muerte, pues, separa a dos seres, el sobreviviente fiel hace hincapié en los primeros momentos de la separación en “que él no olvidará al muerto jamás”. ¡Qué imprudencia tan grande ! Pues un muerto es en cierto sentido una persona muy astuta, y por eso es necesaria mucha prudencia para hablar con él; claro que su astucia no es como la de aquel de quien se dice : “¡mal te verás para hallarlo dónde le dejaste! “, sino que la astucia del muerto consiste cabalmente en que por nada se le pueda apartar de allí dónde se le dejó.”


( Fragmento de”Recordar a los difuntos” incluido en “Las obras del amor”)

domingo, 2 de abril de 2017

domingo, 19 de marzo de 2017

Antonio Gamoneda (Oviedo, España – 1931)





Después de veinte años


Cuando yo tenía catorce años,
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa,
me cogía la cabeza mi madre entre sus manos.
Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra y los gritos
de mis camaradas en el soto y las hogueras en la noche
y todas las cosas que dan salud y amistad
y hacen crecer el corazón.
A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.
Ya salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse con el frío.
 Esto no es justo, aunque era hermoso ir por las calles
 y escuchar mis pasos y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.
Entraba en el trabajo. La oficina olía mal y daba pena.
 Luego llegaban la mujeres. Se ponían A fregar en silencio.
Veinte años. He sido escarnecido y olvidado.
Ya no comprendo la noche
ni el canto de los muchachos sobre las praderas.
Y, sin embargo, sé que algo más grande
y más real que yo hay en mí, va en mis huesos:
tierra incansable, firma la paz que sabes. Danos nuestra existencia

a nosotros mismos.

miércoles, 15 de marzo de 2017

sábado, 11 de marzo de 2017

MANUEL ULACIA

                                                            (Manuel Altolaguirre y Manuel Ulacia)

Quería construir una gran catedral de piedra y cemento como le habían enseñado en la Universidad Autónoma de México, donde se graduó de arquitecto. Las iglesias le atraían y cada vez que entraba a una, sentía la mística que allí se encerraba. Pero antes de lograrlo, las palabras levantaron bases más sólidas y comenzó a edificar ensayos y poemas. Al tiempo que hacía planos y diseñaba casas, recogía material para la revista poética y literaria El Zaguán, que fundó con otros compañeros en 1973. Recopilar material inédito de escritores consagrados como Vicente Aleixandre, Octavio Paz y Jorge Guillén para publicar junto a escritos de jóvenes poetas de su país, como él, resultaba a veces más entretenido que estudiar estructuras. Así como se trasnochaba puliendo una ventana, lo hacía esculpiendo alguna traducción de Ezra Pound o una adaptación de Gabriel Said.

Porque este mexicano de 39 años no pudo evitar la influencia de su abuelo, Manuel Altolaguirre, un español hijo de la generación del 27 y reconocido editor. Tampoco pudo y nunca quiso sacarle el quite a Luis Cernuda, el poeta español que vivió muchos años en su casa.
Los dos lo llevaron de la mano por el mundo de los libros. Su abuelo, a través de su biblioteca de más de cinco mil volúmenes, donde descubrió los clásicos de la literatura al tiempo que a los contemporáneos devoraba un libro por semana, y de los versos que le dictaba junto a las planas con las que aprendió a escribir.
Con Cernuda se paseó por el romaticismo y el surrealismo francés y por los autores ingleses.
Por eso a la Universidad de Yale en Estados Unidos llegó a hacer una maestría en letras hispanas, y Emir Rodríguez fue el guía con quien profundizó en la literatura americana, estadounidense y española. Y como para saldar una deuda de afecto, hizo su tesis de grado sobre Cernuda, que fue publicada luego con el título Luis Cernuda: escritura, cuerpo y deseo.
Definitivamente, el diploma de arquitecto quedó archivado, aunque su gusto por el arte salga a flote en algunos ensayos, cuando pasea por una ciudad o cuando escribe un poema. En Origami para un día de lluvia, hay algunas alusiones a la arquitectura, lo mismo que en otros libros de poemas como La materia como ofrenda y El río y la piedra, obras que mostró en el Primer Encuentro de Poesía Hispanoamericana y que lleva ahora a Manizales.

Noticia del 15 de agosto de 1992 (EL TIEMPO)


lunes, 13 de febrero de 2017

Fedón o del Alma




Prueba del principio vital (Fedón, 104e- 105d)

— He aquí lo que queríamos sentar como base; que hay ciertas cosas, que, no siendo contrarias a otras, las excluyen, lo mismo que si fuesen contrarias, como el tres que aunque no es contrario al número par, no lo consiente, lo desecha; como el dos, que lleva siempre consigo algo contrario al número impar; como el fuego, el frío y muchas otras. Mira ahora, si admitirías tú la siguiente definición: no sólo lo contrario no consiente su contrario, sino que todo lo que lleva consigo un contrario, al comunicarse con otra cosa, no consiente nada que sea contrario al contrario que lleva en sí.
Piénsalo bien, porque no se pierde el tiempo en repetirlo muchas veces. El cinco no será nunca compatible con la idea de par; como el diez, que es dos veces aquel, no lo será nunca con la idea de impar; y este dos, aunque su contraria no sea la idea de lo impar, no admitirá, sin embargo, la idea de lo impar, como no consentirán nunca idea de lo entero las tres cuartas partes, la tercera parte, ni las demás fracciones; si es cosa que me has entendido y estás de acuerdo conmigo en este punto.
Ahora bien; voy a reasumir mis primeras preguntas: y tú, al responderme, me contestarás, no en forma idéntica a ellas, sino en forma diferente, según el ejemplo que voy a ponerte; porque además de la manera de responder que hemos usado, que es segura, hay otra que no lo es menos; puesto que si me preguntases qué es lo que produce el calor en los cuerpos, yo no te daría la respuesta, segura sí, pero necia, de que es el calor; sino que, de lo que acabamos de decir, deduciría una respuesta más acertada, y te diría: es el fuego; y si me preguntas qué es lo que hace que el cuerpo esté enfermo, te respondería que no es la enfermedad, sino la fiebre. Si me preguntas qué es lo que constituye lo impar, no te responderé la imparidad, sino la unidad; y así de las demás cosas. Mira si entiendes suficientemente lo que quiero decirte.
— Te entiendo perfectamente.
— Respóndeme, pues, continuó Sócrates. ¿Qué es lo que hace que el cuerpo esté vivo?
— Es el alma.
— ¿Sucede así constantemente?
— ¿Cómo no ha de suceder?, dijo Cebes.
— ¿El alma lleva, por consiguiente, consigo la vida a donde quiera que ella va?
— Es cierto.
— ¿Hay algo contrario a la vida, o no hay nada?
— Si, hay alguna cosa.
— ¿Qué cosa?
— La muerte.
— El alma, por consiguiente, no consentirá nunca lo que es contrario a lo que lleva siempre consigo. Esto se deduce rigurosamente de nuestros principios.
— La consecuencia es indeclinable, dijo Cebes.
— Pero, ¿cómo llamamos a lo que no consiente nunca la idea de lo par?
— Lo impar.
— ¿Cómo llamamos a lo que no consiente nunca la justicia, y a lo que no consiente nunca el orden?
— La injusticia y el desorden.
— Sea así: y a lo que no consiente nunca la muerte, ¿cómo lo llamamos?
— Lo inmortal.
— El alma, ¿no consiente la muerte?
— No.
— El alma es, por consiguiente, inmortal.
— Inmortal.
— ¿Diremos que esto está demostrado, o falta algo a la demostración?
— Está suficientemente demostrado, Sócrates.
...
— Precisamente tiene que decirse lo mismo de lo que es inmortal. Si lo que es inmortal no puede perecer jamás, por mucho que la muerte se aproxime al alma, es absolutamente imposible que el alma muera; porque, según acabamos de ver, el alma no recibirá nunca en sí la muerte, jamás morirá; así como el tres, y lo mismo cualquiera otro número impar, no puede nunca ser par; como el fuego no puede ser nunca frío, ni el calor del fuego convertirse en frío. Alguno me dirá quizá: en que lo impar no puede convertirse en par por el advenimiento de lo par, estamos conformes; ¿pero qué obsta para que, si lo impar llega a perecer, lo par ocupe su lugar? A esta objeción yo no podría responder que lo impar no perece, si lo impar no es imperecible. Pero si le hubiéramos declarado imperecible, sostendríamos con razón que siempre que se presentase lo par, el tres y lo impar se retirarían, pero de ninguna manera perecerían; y lo mismo diríamos del fuego, de lo caliente y de otras cosas semejantes. ¿No es así?
— Seguramente, dijo Cebes.