jueves, 30 de julio de 2009

Poemas de Sigurdur Pálsson


De soles y estaciones

IV

Nosotros de nuevo
y la noche danza
al son de una vieja música
con este tiempo cafetero

Nosotros de nuevo
en una huída cómplice
a través del crepúsculo
al encuentro de extraños contactos
Sentimos como todo se transforma en escenario
para nosotros y todo esto ha ocurrido
antes y sin embargo nada más que en un sueño
en otro siglo que vivimos
seguros cuando la amanecida nos protegía
de la noche que habita profundamente
en ti misma en mí

Nosotros de nuevo
en una noche indiferente
Buscamos nuestro rostro todavía
más allá del teléfono
más allá del café
más allá de las máquinas y de los cristales
Encerrados en la cabina de nuestra vida
en coche en tren en casas
o en la soledad de esta sala

Llena de gente


En el séptimo piso


Desde los balcones
de un séptimo piso
es fácil
mirar las cosas con ojos lejanos

Un poco más de lo que
alcanza la vista
grandes edificios
todos iguales
jardines intercalados
y mar hacia fuera
y monte hacia arriba
y estrellas en la daltónica noche

Ahí sale ella del bar echando pestes
y él trotando detrás
ella se vuelve bruscamente
descompuesta y vestida de blanco
y él
la abraza con sus zarpas
primero más indefenso que ella
y más calmado
pero luego también se enfurece vestido de blanco

Los dos igual de furiosos
¡pégame si te atreves!
¡déjame en paz!
¡ya versa!
¡anda atrévete!
¡y qué si…! ¿eh?
¿por qué siempre tienes que…?
¡sí, cómo!

Ay qué fácil es
quedarse aquí
en el séptimo piso
y especular
sobre esa casa de los líos a ras del suelo
sobre ese circo humano por los suelos
Mantener la calma
Es trabajo fácil
y el mar hacia afuera y la montaña arriba
y las estrellas en la daltónica noche
Con ojos lejanos



Taxi


Se le puede pedir
Al taxista que suba la radio
Que suba la ventanilla
Que baje la calefacción

O
Que baje la radio
Que baje la ventanilla
Que suba la calefacción
Pero
las lágrimas siguen sin embargo buscando
La meteoróloga de la radio
Sube y baja
El cristal de la ventanilla también seco
La temperatura sube y baja
El taxímetro corre y las lágrimas
Siguen buscando abrirse camino abriéndose camino
Hasta que alcanzan la voz

Una canción ya suena en la radio
Una canción sin consideración y sin propósito
Una corriente de aire frío
Se cuela por la ventanilla abierta
Pelea con el aire caliente de la calefacción
El taxímetro sigue corriendo insaciable
Continúa la marcha

Nadie dice nada
Nada sube ni baja
La canción sigue
Las lágrimas pesan sobre la voz
Todo el camino hasta el aeropuerto



Mi casa


No le falta casi nada
a mi casa
casi nada
Le falta la chimenea
A eso te acostumbras
Le faltan las paredes
y los cuadros de las paredes
¡Qué le vamos a hacer!

No le falta mucho
a mi casa
Le falta la chimenea
Así no echa humo mientras tanto
Le faltan las paredes
y las ventanas
y las puertas

Pero es cómoda mi casa
Por favor
Sentaos
No tengáis miedo
Tomaremos algo
partiremos el pan probaremos el vino
encenderemos la chimenea

Miraremos
no, admiraremos los cuadros
de las paredes

Por favor
entrad por la puerta
o por las ventanas
o si no por las paredes



Sigurður Pálsson nació en la zona rural de Skinnastaðir, norte de Islandia, el 30 de Julio de 1948. Poeta y traductor, estudió Literatura y Teatro en la Universidad de la Sorbona y francés en Toulousse y en París. Completó estudios como director de cine en el Conservatoire Libre du Cinéma Français. Fue conferencista en la Escuela de Teatro de Islandia, los primeros tres años desde su fundación en 1975. También ha trabajado como corresponsal extranjero y consejero, profesor en la Universidad de Islandia y ha incursionado en el cine y en la televisión. Fue presidente de la Alianza Francesa de 1976 a 1978 y Presidente de la Unión de Escritores de Islandia de 1984 a 1988. Obra poética: Ljóð vega salt (Poemas en equilibrio), 1975; Ljóð námu völd (Poemas poder de mina), 1993; Ljóðlínuskip (Barco de poemas), 1995; Ljóðtímaleit (Busca el Tiempopoesía), 2001. Novelas: Parísarhjól (Rueda de París), 1998; Blái þríhyrningurinn (El triángulo azul), 2000; y Næturstaður (Lugar de una noche), 2002. “Para empezar, es bueno recordar que la poesía está hecha de lenguaje. Más que cualquier otro texto literario, la poesía usa la habilidad del lenguaje, llamada connotación, la habilidad del lenguaje para decir más que una cosa al mismo tiempo, en el mismo verso, en pocas palabras, de una forma condensada. Hay más que uno y sólo un significado en un poema, la poesía está siempre buscando, siempre dudando (una “prolongada duda entre sonido y sentido, decía Paul Valéry) – siempre usando las características connotativas del lenguaje. Este es el uso poético del lenguaje; podríamos llamarlo la dimensión poética del lenguaje. Y no concierne sólo a la escritura de un poema sino también (y esto es muy importante) a la lectura de un poema (o a la escucha de un poema). La dimensión poética del lenguaje debe ser mantenida viva y defendida. ¿Por qué es importante? Porque combate todos los tipos de parcialidad, todos los tipos de pensamiento unilateral. El lenguaje y su uso es un campo de batalla.

miércoles, 29 de julio de 2009

28 de julio de 2009, 100 años del nacimiento de Malcolm Lowry


AL QUERIDO SEÑOR DIOS



Querido Señor Dios:



Te ruego encarecidamente que me ayudes a ordenar este trabajo, aunque parezca feo, caótico y pecaminoso, de modo que sea aceptable a Tus ojos, para que de este modo, según le parece a mi cerebro desordenado e imperfecto, pueda alcanzar los más altos cánones del arte; abriendo, no obstante, nuevos caminos y rompiendo viejas reglas cuando sea necesario; tiene que ser estimulante, tempestuoso, atronador; la vivificante palabra de Dios debe resonar en él, proclamando la esperanza para el hombre; y sin embargo, tiene que ser también equilibrado, grave, lleno de ternura y compasión, y humor: como el escritor se halla él mismo cargado de pecados, si se le deja solo no puede escapar a conceptos en ocasiones falsos e inanes, y somete su voluntad a la de una bandada de becacinas que lo llevan por senderos equivocados…

Por favor –creo que necesitas escritores-, deja que verdaderamente Te sirva como tal, convirtiendo este material en algo grande y hermoso, y si mis motivos para escribir son oscuros, y si ahora las palabras están dispersas y a menudo faltas de sentido, por favor, perdóname por ello, pero, Te lo suplico, pon alguna Musa, algún Nordahl Grieg –ángel del arte- a mi disposición para ordenarlas de un modo bello; por favor, ayúdame, de lo contrario estoy perdido. Mis plegarias también para san Judas, ¡querido patrón de los imposibles!


FELICIDAD

Montañas azules con nieve y fría agua azul turbulenta,

Un cielo borrascoso lleno de estrellas encendiéndose

Y Venus y la luna gibosa al amanecer,

Gaviotas siguiendo una motora cara al viento,

Árboles con ramas prendidas al aire–

Sentado al sol del mediodía con la furiosa

Sombra humeante de la chimenea de la cabaña-

Águilas que planean viento abajo,

Golondrinas marinas vuelan a golpes de viento,

Una nueva marca de tabaco a las once,

Y mi amor que vuelve en el autobús de las cuatro-

Dios mío, ¿por qué nos has dado todo esto?

domingo, 26 de julio de 2009

Dos poetas de Manizales: Flóbert Zapata Arias y Leandro Loaiza Largo


Coplas

Que venía y que venía
que venía el porvenir.
Mentira que ya venía,
Mentira que iba a venir.

Te pregunto con miradas
si estoy en tu corazón.
Pero no te dicen nada
las miradas que te doy.

El silencio nos pregunta
si esto es juego o es amor.
Que me respondan tus labios
si es real o es ilusión.

No cambia en nada la luna
desde el día en que partí.
De joven dejé mi tierra,
de viejo vuelvo a morir.

Cuando me fui de mi pueblo
dejé un gran amor aquí.
He regresado hoy a él
sólo para verla morir.


Flóbert Zapata Arias (Filadelfia)

*



Yo no creo en un Dios,
pero no el en Dios español,
blanco, apolíneo y sereno.
No, yo creo en el Dios malvado,
el perverso ser que castiga con plagas,
el vengativo de las aguas rojas.

Yo no creo en ese Dios
que puso la otra mejilla,
y de paso enseñó la cobardía,
la humillación y el sometimiento.

Yo creo en un dios guerrero,
descarriado, joya de la literatura.


Leandro Loaiza Largo (Filadelfia)





lunes, 20 de julio de 2009

Rodrigo Verdugo


DESPUÉS DE ESE DÍA

Cambiaron la ubicación de las cosas
sabían demasiado de una música de tierra para el viaje enemigo
El aura del mar levantándose, dejando atrás nuestros terribles ejes
la forma de mirarnos a los ojos, la forma de mirar a las piedras.
Sabían demasiado bien como unirse,
por eso recibieron el revés de las cosas
y se empezó gota por gota, nombre por nombre
mientras el mito se deshojaba a nuestros pies.
Sabían demasiado bien y no esperaron retratar a sus muertos
les bastó que el revés del mundo se levantara
contra los árboles y las aguas
contra las cosas, y las vidas, contra cualquier herida que no tuviese
un arrojo de estrella.
Lo sabían demasiado bien, apareando a las sílfides contaminadas,
saldando algo con ellas
poniendo plumas quemadas dentro de las almohadas, reanudando las capturas
para que así llegaran y se ubicaran gota por gota, nombre por nombre
como antes cuando las cosas no limitaban con los hombres
sino que el tiempo limitaba con la piedra, limitaba con la luz
y piedra y sangre por igual buscaban legitimar el rayo
mientras la belleza ahuecaba los mares
y al final Dios estaba esperándonos
con un ramo de accidentes en las manos.




CONTINUIDAD

Nació de un retrato de niebla
Olas inconfesables alumbraron esa voracidad.
Los fundamentos del día pasaron a la sangre
Las ciudades se quedaron blancas
Velaron las mitades de un mismo cuerpo en distintos ataúdes.



ANOCHECE En memoria de Stella Díaz Varin

Nos tapamos el rostro con un escombro viudo
pero igual vemos el mar y el cielo: los mismos delirios enraizados
tampoco sabemos que hacer durante el día
salvo tocar la flauta para que se abra la matriz blasfema
donde tú estaras desaprobando ciertas sombras, ciertas llamas
o perfumándote para que los salvajes te conduzcan en medio de una tempestad de imanes
mira como en ninguna casa nos reciben, como nos cierran sus puertas
le temen a tu cabellera, porque tiene el designio de esos padres laberinticos
que no tuvieron piedad de la luz e hicieron un lecho sobre aberraciones de sal.
Vas engrandecida por cenizas lujosas, por armas de hielo que te rodean en circulos
hasta que ninguno de nosotros puede entrar, salvo que tú lo quieras
salvo que le hagas la señal a la copa y el cielo enrojezca
mientras aqui nos aferramos al polvo jactansioso, nos quedamos fuera de todo linaje
mientras la piel atrapa al dia y una amenaza de cascara se cierne sobre el mundo.
Esos padres laberinticos te están vaciando los ojos, infringiendo lo conocido del agua
quedan escombros viudos al centro de la noche
donde tú estaras viendo a los pájaros alcanzar la angustia del fuego
mientras nosotros vemos que hombres y pájaros se han quedado para siempre en ello.
Te tapas el rostro con una roca cubierta de pelos y te despides
la misma que te hace odiarnos, la misma que altera las restauraciones
le otorgas a las lamparas la locura de los cadáveres, pero se la quitas sin decir nada
y resta nada más ver como son las alas
ahora que ningun abismo le falta a la luz


Rodrigo Verdugo Pizarro (Santiago, Chile,1977): coeditor y articulista de la Revista Derrame. Miembro del Grupo Surrealista Derrame. Sub director de la Revista Rayentru y Coeditor de la Revista Labios Menores. Se inició en el taller de Poesia «Isla Negra» dirigido por el poeta Edmundo Herrera desde 1922 a 1996 en la Sech. Su obra ha sido publicada en revistas y antologias chilenas y extranjeras siendo traducida parcialmente al Ingles, Frances, Italiano, Portugues, Polaco y Arabe. Como asi mismo en las Pag. web : «Sonambula, surrealismo latinoamericano» (México) a cargo del artista mexicano Enrique Lechuga y «Viu la Poesнa» (España) a cargo del grupo «Pocio, poesia y educación» de la Universidad de Barcelona a cargo de la catedrática Gloria Bordons, entre otras. En 2002 publica su primer libro «Nudos velados» Ed Derrame. En 2005 participa en la exposición colectiva «Derrame cono sur o el viaje de los argonautas» en la Fundaciуn Eugenio Granell (Santiago de Compostela, España) y obtiene el primer lugar en el concurso «Alas de poesia» organizado por la Asociación «Amigos de la poesia» (Monterrey. México). En 2007 realiza un postfacio para la contratapa del libro «Particulas Fugaces» del poeta Roberto Adames, Colección Luna Rota, Ed Paso Bajito, 2007 (Constanza, Republica Dominicana). En 2008 participa junto a los poetas Rodrigo Hernandez Piceros y Marcela Albornoz Dachelet en la edición del libro “IDEM” del poeta Armando Uribe, Coedición Ediciones Derrame, Editorial Universidad de Talca. y en la exposición internacional de surrealismo «0 reverso do Olhar», en la Casa de la Cultura de Coimbra (Coimbra, Portugal) En 2009 participa en la exposición internacional de surrealismo «Iluminacoes Descontinuas» en el Convento de San José, (Lagoa, Portugal) y es invitado a la XIX versión del Festival Internacional de poesia de Medellin. Colombia. Actualmente trabaja en su segundo libro: "Anuncio” .

miércoles, 8 de julio de 2009

LA MANDRÁGORA. Por: Braulio Arenas


Alucinante decíamos en 1938, alucinante repetimos veinte años después, alucinante mandrágora, ven ahora a darnos el resumen de la poesía, tú que en todo momento has estado dispuesta a darnos el resumen de la juventud. A tus pies arrojamos los trofeos de nuestro viaje: la mercancía de la realidad, los objetos del sueño. Opaca y misera mercancía, sin más consistencia que la ceniza del cigarro; fulgurantes objetos, cristalizados en el más puro enunciado de la existencia. ¿Y qué podemos decir de nuestro viaje? Interroguemos, interroguémonos. La almohada, podrá decir las veces que la franqueamos; el sistema del mundo, las veces que lo combatimos. La mujer podrá decir las veces que la amamos, porque en esta ley de la poesía el exceso de amor sólo es castigado con algunos besos. Los países podrán decir las veces que borramos sus fronteras; el incendio, las veces que provocamos sus llamas, la encrucijada de la vida, las veces, que el placer nos dio su madeja intacta. Nada risueño nos ofrecía el exterior, pero teníamos a nuestro haber el humor surrealista y la ironía romántica, los que fueron para nosotros pedernales preciosos para frotarlos contra la piel de una realidad depravada. Y es con las chispas que arrojaron estos pedernales que hoy vengo a exigir cuenta minuciosa de las tinieblas. Nunca como ahora, y desde ángulos tan diversos, el hombre había sentido necesidad tanta de hacer tangible su libertad, o, por lo menos, aquello que él ha creído que era su libertad. Y nunca como ahora, por lo menos en lo que va corrido de vida bajo mi camisa, el hombre había esgrimido tan certeras y críticas armas para sostener la conmovedora justicia de su derecho. El ha reclamado una "salida" a toda costa. Su oído avizor le hacía conocer, desde lejos, los diferentes sones de las cadenas de la esclavitud. Libertador, implacable y orgulloso, nunca como ahora el hombre había dicho más veces no a los parásitos del sometimiento cotidiano. La avidez de la libertad ha llegado a constituir ahora, en el momento mismo que parecen cerrarse más seguramente las cadenas, ha llegado a constituir, digo, el movimiento de valores más estable en la plaza del mercado, en la cual, diariamente, el hombre reclama su transacción más alta. Y nunca como ahora se habían visto más solícitos sistemas libertarios ir de puerta en puerta ofreciendo sus cajas de cartones, atadas con pomposas cintas. Aún más, ha sido necesario como requisito previo, y para la seguridad de la venta, que la palabra libertad estuviera la primera en toda mercancía. Al no verla escrita, el hombre hubiera rechazado airado cualquiera caja de salvación que se le ofreciera. Inútil es añadir que estas cajas nada contenían, todo su poder atractivo estaba en el exterior. Cajas de cartones como una marea abusiva, siempre es necesario que salga la poesía para que el océano vuelva a restablecer el equilibrio. Idea justiciera, realidad implacable, la poesía abisma con su fuego este mundo de cartón. Es grotesco, pues, hacerla marchar al son de un rataplán político cualquiera, vuestra infame palabra libertad nada tiene que ver con la radiante palabra libertad que la poesía emplea. No sólo son irreconciliables, sino que la una, obligatoriamente, debe combatir a la otra. Sin el requisito previo de su crítica al mundo, ninguna poesía que verdaderamente merezca ese nombre, puede ser valedera. Y esto no por un carácter oposicionista basado en la simple oposición, mas por la razón y la raíz de dar la batalla a todos esos fantasmas que han usurpado el nombre de lo real. Lo real es para el mundo presente la moneda legal del error. Y en tal medida, y tanto, que para lo que es real -la poesía- el mundo tiene las reservas mentales más coléricas. Dice por ti, por ti poesía vengadora, que sólo eres el manto ficticio de las apariencias, mientras que por la realidad, por esta realidad bruta y miserable, nos asegura que su presencia es la única verdad posible. Nosotros podemos decir, y yo sueño en los instantes de "fusión" entre la poesía y la realidad (mandrágora alucinante, mientras el reloj toca las doce), nosotros podemos decir que lo único que nos ha interesado ha sida provocar la mayor cantidad posible de contactos entre lo que nosotros, y no el mundo, llamamos realidad con aquello que nosotros, y no la razón, llamamos poesía. El "derramamiento" de la una en la otra. Entrar en la una y en la otra al mismo tiempo, como quien entra a dos mansiones superpuestas. Dormir y vivir a un mismo tiempo, amar para amar siempre, estar en la orilla del mar serenamente y estar en el barco en peligro al mismo tiempo. ¡Oh poesía, a ti, a la que un día de juventud proclamamos negra, negra para oponerla a un mundo negro, negra para que tu luz negra iluminara las tinieblas del mundo, oh poesía, sólo tu sabes lo que esta mandrágora ha sido, es y será! Alucinante 1938, yo te veo presente en mi juventud, y en la de todos mis amigos. Todos ellos entrevieron una alta razón de la razón, la razón de la poesía, para exigir con ella cuentas de una realidad amenazante. Ir en rescate de una alta realidad (y entiéndase que al decir realidad me refiero a la vida superada ya de todas las antinomias que la cercenan actualmente), ir en rescate de ella fue el propósito inicial de nuestra empresa. Erigir la libertad en sistema fue nuestro pan cotidiano. Nada podíamos hablar en favor de un mundo que sólo nos presentaba una faz comprometida, y sin siquiera el menor asomo de una libración lunar, nada de una sociedad sobre la cual se iban a estrellar cotidianamente los deseos humanos. Nada podíamos hablar de ellos, sin emplear la razón de la poesía para transformarlos. Empleamos estas palabras: amor, revolución y vida, para hablar en nombre de la poesía en un "medio" que trataba de entorpecer nuestro camino con el dictado del buen sentido, de la farsa perenne, del espejismo utilitario, del apogeo del servilismo político y religioso. Hilo conductor de la poesía, en el laberinto de la realidad, de esta realidad presente, tú has sido nuestro más precioso elemento. Contigo atravesamos aquel maravilloso siglo XII, lleno de las voces dejos trovadores que proclamaron el amor como la esencia más alta del conocimiento, voces inspiradas del cantar claro, del cantar clus y de la gaya ciencia. Contigo atravesamos los libros de caballerías, verdaderos tratados de ciencia mágica, de filtros, para la alquimia del verbo, imaginación humana expandida en flor, llenos todos de los baladros de sabio, y con sus dos tablas redondas, con sus mujeres transformadas en hadas, y con sus hadas transformadas en mujeres, gracias al baño de gracia del graal. Contigo atravesamos la centelleante escena inglesa, oh poética Anabella, oh duquesa de Amalfi desgarrada, una escena que exageró las facetas del diamante solamente para contener más luz, y para iluminar con ellas nuestros sueños. Contigo atravesamos la región sagrada de nuestro espíritu (sagrada región en todo cuanto este término pueda contener de afirmación poética), región de la cual vivimos, y en la cual dejaremos nuestros huesos, "polvo serán, más polvo enamorado", según el decir de Quevedo. Siglo de oro que viste la gloria de Aldana, de San Juan de la Cruz y de Bocángel, aún hoy vemos a unos poetas menesterosos ir a pedir unos centavos de Góngora al siglo de oro. Contigo atravesamos, y con la despreocupación de quien se sabe dirigido por las manos del hada madrina, los sótanos tenebrosos de los castillos de Anne Radcliffe y Horace Walpole, sótanos que nos hacían presentir el sol meridiano, el sol permanente de nuestra existencia; pues es una observación bien sabida que en los dominios de la poesía no se pone la luz. Contigo atravesamos el corazón mental de los románticos alemanes, y oírnos chisporrotear en la hoguera de la razón los corazones de Novalis, Arnim (de ese Arnim que fue uno de los primeros biógrafos de la mandrágora), los cerebros de Hölderlin y de Hegel. Contigo atravesamos, y ahora nuestra expedición se interioriza cada vez más, las mansiones de Sade y Mallarmé, las de Rimbaud y Lautréamont, en las cuales hemos recibido la hospitalidad más espléndida. Contigo atravesamos, y por último, el dominio de fuego del surrealismo, una vez más estrecho las manos amigas de Breton y Péret, las manos de Duchamp y Leonora Carrington, hada esta última tan extemporánea, y por extemporánea hada. Hilo conductor de la poesía, tú nos has traído hasta el corazón mismo del laberinto de la realidad, y lo atravesamos sin perder ni la última de nuestras esperanzas. Existe una convención tácita para atribuir a la realidad los más pérfidos errores. En nuestro tiempo, cuántos sistemas de salvación humana se levantaron para otorgar al hombre una salida. Pensemos por un instante en aquellos sistemas políticos, que pretendieron constituirse en la máxima expresión de la libertad humana, un instante de reflexión, y los veremos justificar los peores excesos de la esclavitud del hombre. Pensemos en el psicoanálisis, instrumento de liberación del alma como ninguno, ahora convertido en las manos de los epígonos de Freud en un instrumento de opresión, gracias a la famosa cuestión del "sentido de la culpa". Pensemos en el existencialismo transformado por el payaso Sartre en una opereta en tres actos. Pensemos... o más bien dicho, no sigamos pensando en todos los sensacionales sistemas de salvación humana, metidos en espectaculares cajas de cartón, y adornados con pomposas cintas de colores. Sin embargo, a pesar de tan funestas esencias libertadoras, la libertad humana está en primer plano, ningún pesimismo, ningún sistema fracasado, ningún contubernio engañoso, puede postergar este debate. Mi esperanza mayor, hoy como ayer, veinte años después de aquel alucinante 1938, cuando nos planteábamos algunos poetas en el seno de la mandrágora tal problema como base inicial de cualquiera actividad lírica (y el lirismo es el desarrollo de una protesta, según sabemos), hoy como ayer, mi esperanza mayor es conseguir reavivar el fuego de esta pregunta: ¿El hombre, necesariamente deberá ser la presa constante del hombre, o llegará un día, en que rotas las cadenas de su servidumbre el hombre se podrá alzar magnífico y libertador, para dar a la vida su más claro enunciado total, superadas ya todas sus antinomias, y no solamente el enunciado parcial de su liberación económica, política o religiosa? La esperanza de 1938 no va a ser contradicha veinte años después, y hoy como ayer creemos que llegará un día en que el hombre será el dueño de su destino, de una vez y para siempre. Creo, por lo tanto, que nuestra razón de vivir no está perdida. Vuelvo a pensar en mis amigos de la mandrágora: Vuelvo a recordar a Enrique Gómez empecinado en la poesía como una estrella empecinada en su luz, por mucho que afuera sea noche. Vuelvo a pensar en Jorge Cáceres y en sus afirmaciones, "a la llegada de los pájaros ellas son víctimas del sol, ese sol que tú respetas, sol de la costa". Vuelvo a pensar en Gonzalo Rojas, solicitando un crimen a falta de poesía. Vuelvo a pensar en Fernando Onfray, y en su trillada fábula en pro de la abolición del colmillo. Y en tantos más…Sí, nos comportábamos como salvajes, como poetas y esto porque teníamos esperanzas. ¿Cuántos de esos amigos de aquella hora, en la hora presente mantienen sus mismas esperanzas? Yo no lo sé, pero me asiste la esperanza que las mantengan todos. Es así, a veinte años de aquel conmovedor suceso, al cual tal vez los comentaristas de la literatura chilena consideren como el suceso llamado mandrágora, es así como a veinte años, sin que la cicatriz se haya borrado, me vuelvo a los jóvenes poetas que arden por atravesar el puente levadizo, y les digo que sin considerar nuestro ejemplo, sostengan en la palma de la mano esa brasa ardiente el mayor tiempo posible. Y esto sin que por un momento piensen que la quemadura pueda borrar definitivamente las líneas de su destino.

lunes, 6 de julio de 2009

EUFORISMOS. Por: Antonio Morales Riveira


Mi mamá es pensionada del Sena y nunca ha vivido en París.


La cúspide de la filosofía colombiana es el Grupo Niche.


Colombia necesita un proceso alquímico que transforme el plomo en oro.


La patria son las mochilas con las que uno anda.


Tanta tranquilidad me pone nervioso.


Me llamaban vendaval sin rumbo.


Confundí un dispensador de condones con un teléfono público. Llamé y me respondieron de una línea caliente.


Hay dos maneras de disfrazarse: poniéndose ropas o quitándoselas.


Hay quienes van de lo verde a lo podrido sin pasar por la madurez.


La vi y a los quince minutos ya estábamos viviendo juntos y yo no lo sabía.


¿Y qué hace uno metido en esta tempestad de egos?


En un principio de su historia, Jesús era joven e inexperto en el manejo de las ideologías.

¿Y qué hacer con las ideas que ya se fueron?


Las arrugas son las cicatrices de la risa.


Un combo es un sindicato de bacanes.


En la agonía uno debe dar la última lora.


El error perpetuo, eso es el infierno.

Al vampiro lo contrataron para anemizar la noche.


Hablar de dificultades suele ser una manera de enterarse de uno mismo.


En París nadie mira a nadie, pero todo el mundo se vigila permanentemente.


Los franceses se la pasan explicándonos cómo somos nosotros.


ONG: Orgasmo No Garantizado.


Nuestra bandera debería estar eternamente a media asta.


Ella era tan bogotana que en las orejas peludas de los amigos veía frailejones.

Uno a la larga sólo es hijo de uno mismo.


En todos estos años que no nos vimos, resultó que tú maduraste y yo me podrí.


La hora promiscua: un cuarto para las dos.


Tú y yo somos diametralmente iguales.


Hay que creerles a los sobrevivientes y no a los historiadores.

jueves, 2 de julio de 2009

Actividades Capacitación Colegio Latino



http://waltherespinal6.googlepages.com/DIAPOSITIVASEJESCURRICULARES.pps

http://waltherespinal6.googlepages.com/Actividaddefilosofia.pps

Poemas de Li He

El rey de Qin bebe vino

El rey de Qin cabalga sobre un tigre, recorre los ocho confines
El brillo de su espada ilumina el verde azul del cielo.
Xihe, fustiga al sol con un tintineo de cristal.
Las cenizas del mundo desaparecen, pasado y presente se apaciguan.

Cabezas de dragones escancian vino invitando a la Estrella del Licor
Mandolinas talladas en oro resuenan en la noche;
los pies de la lluvia en el lago Dongting entonan sus flautas
y ebrio de vino, hago retroceder a la luna.

Las nubes plateadas, peinadas, acunan el brillo de la estancia,
el guardia de la puerta de palacio informa de la hora prima.
Fénix de jade de la torre florida, de voz suave e intensa
Adornos encarnados, sedas de mar, con aromas claros, limpios
Cisnes amarillos tropiezan al bailar. ¡Brindemos por mil años!

La cera ligera humea resbalando por el árbol de las velas de los inmortales,
las lágrimas inundan los ojos ebrios de “La Cítara Azul”.


Sátira contra el sentimiento

¿Por qué, en el monte Sur, esta melancolía?
Fantasmas lloran sobre la hierba vacía
En la Larga paz es otoño a medianoche
¿Ante el viento quién no se reclina?

Se pierde el camino al anochecer
Cadenas azules, el sendero se parte
Luna alta, árboles sin sombra
El monte entero es alba blanca

Hombres nuevos con antorchas en sus puños
Luciérnagas brillantes jugando entre las oscuras tumbas


La tumba de Su Xiaoxiao

Rocío sobre orquídeas solitarias
Asemejan unos ojos en llanto
Nada en el mundo ata el corazón
Ni corta las flores de las nubes
La hierba es una alfombra
Los pinos, un refugio
El viento como falda
El agua, adornos de jade
Su carro engalanado
la espera en la noche.
Frío verde de una vela
Fatigada de alumbrar.

Bajo la tumba del oeste
El viento sopla la lluvia.


¡No salgas!

El cielo está turbio, la tierra sombría
Serpientes de nueve cabezas se alimentan de almas de los hombres,
la nieve y la escarcha quiebran los huesos de los hombres.
Los perros salvajes ladran sueltos husmeando sus presas,
Y relamen sus garras al sabor del invitado vestido de orquídeas.
El emperador envía un carro para acabar con los males,
Las estrellas del cielo adornan su espada, el yugo es de oro.
Espoleo a mi caballo mas no hay camino de regreso,
Las olas del lago Liyang se levantan cual montañas.
Dragones venenosos fijan sus ojos en mi sacudiendo anillos dorados,
Leones y quimeras exhalan su pútrido aliento.
Bao Jiao durmió siempre bajo la hierba.
Yan Hui, a los veintinueve, encaneció.4
La sangre de Yan Hui no era débil, ni Bao Jiao contradijo al Cielo.
El Cielo temió que dientes los devoraran;
por ello se los llevó.
Prístina claridad que, temo, no crees
Mirando al muro desnudo compones “Preguntas al cielo”.


Soñando con el cielo

La vieja liebre, el gélido sapo lloran el rostro del cielo
Pabellones de nubes entreabiertos blanquean al sesgo los muros
Ruedas de jade chirrían sobre el rocío, humedecen el círculo de la luz
Pendientes de fénix se encuentran en los peldaños fragantes de casia
Polvo amarillo, agua clara a los pies de las montañas sagradas
El cambio de mil años se parece al galopar del corcel
Observo desde lejos el reino del centro, nueve motas de polvo
El agua del océano apenas grieta en una copa


Canto al cielo

El río del cielo gira en la noche, las estrellas vuelan en redondo
Orillas de plata, fluyen las nubes imitando el sonido del agua
Las flores de casia no han caído en el palacio de jade
Las inmortales recogen perfumes en su bolso del cinto
La princesa de Qin enrolla la cortina, amanece en la ventana del norte
Ante su ventana un fénix verde, pequeño
El príncipe toca la flauta de largas cañas de ánade
Invocando a dragones a roturar la bruma y plantar hierba de jade
Bruma rosa, cintas rojas, loto de falda de seda
Islotes esmeraldas caminan recogiendo primavera de brotes de orquídeas
Al este señala a Xihe galopando en su caballo
Mar y polvo renacen a los pies de la montaña de piedra


Li He (Yiyang, 790-816), luego de fallar en los exámenes imperiales, cayó en una profunda depresión que le llevó a la muerte a los 26 años. La leyenda dice que un ángel, conduciendo un rojo dragón, llevó su alma al cielo.

Cine: Casino

Cine: Taxi Driver