sábado, 29 de septiembre de 2012

Julio Cortázar






After such pleasures




Esta noche, buscando tu boca en otra boca,

casi creyéndolo, porque así de ciego es este río

que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,

qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor

sabiendo que el placer es ese esclavo innoble

que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.



Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar

ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas

ni esperanza.

Solo en mi casa abierta sobre el puerto

otra vez empezar a quererte,

otra vez encontrarte en el café de la mañana

sin que tanta cosa irrenunciable

hubiera sucedido.

Y no tener que acordarme de este olvido que sube

para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos

y no dejarme más que una ventana sin estrellas.



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