jueves, 4 de julio de 2013

María Paz Moreno (España)


 
 
 
 
 
Azules

                       

Al modo de un poema de Cavafis,

hoy escribo su cuerpo y lo recuerdo.

El pecho, la piel húmeda, los labios,

sus ojos… eran, me parece, azules…

sí, azules: como el zafiro mismo.

 

Como los amantes de Cavafis, yo

no pregunté su nombre, ni recuerdo

haber, para él, pronunciado el mío.

 

Nos dimos a la prisa y al deseo

en aquel cuarto incómodo y angosto

bajo un ruido ronco de motores

y después, sigilosos como gatos,

volvimos cada uno a nuestro asiento

cuando ya la voz neutra del piloto

ordenaba abrochar los cinturones

y anunciaba el inminente aterrizaje.

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