viernes, 6 de marzo de 2009

La poeta que quedó bajo los árboles de invierno. Por Wilfredo Carrizales


Sylvia Plath demostró desde su infancia un gran talento para las palabras y fue capaz de escribir poemas completos a la temprana edad de cinco años.
Sylvia había nacido en Boston el 27 de octubre de 1932. Su padre, Otto Plath, era profesor de la universidad de esa ciudad y su madre enseñaba inglés y alemán. Cuando su padre murió en noviembre de 1940, Sylvia declaró que “...nunca le hablaría a Dios de nuevo”. La pérdida de su padre la afectaría por el resto de su vida.
Sylvia publicó su primer poema en 1941. Un corto poema “acerca de lo que yo veo y escucho en las calientes noches de verano”. Durante todo el periodo de sus estudios en la escuela secundaria no dejó de escribir y publicar poemas y dibujos. En 1950 vio uno de sus poemas, “Bitter Strawberries” (“Fresas amargas”) publicado a nivel nacional, después de persistentes envíos a diferentes periódicos. Por esa época ya había desarrollado un patrón psíquico que la acompañaría toda la vida y donde el estrés frecuentemente la atacaba, causándole depresión y más estrés.
En 1952 ganó un premio por su cuento “Sunday at the Mintons” y tuvo su primera relación amorosa seria. Pero, la depresión, el insomnio y también pensamientos de suicidio, se evidenciaron en su diario:
“Aniquilar el mundo por aniquilación de uno mismo es el engañado colmo del egoísmo desesperado... Yo deseo matarme para escapar de la responsabilidad, para arrastrarme abyectamente dentro del útero...”.
Hacia julio de 1953 fue sometida a su primera sesión de terapia con electroshock, ya que padecía de agudos insomnios que no la dejaban dormir y llegó a ser inmune a las píldoras para dormir. A finales del mes siguiente intentó suicidarse ingiriendo gran cantidad de somníferos. Permaneció recluida en un hospital psiquiátrico hasta enero de 1954. En abril del mismo año, Sylvia intentó escribir poemas de nuevo y comenzó a descolorarse el pelo para ser “una nueva persona”.
Durante los años de 1954 y 1955, publicó poemas en importantes medios y obtuvo reconocimientos y premios. Sylvia se graduó summa cum laude en la Universidad de Harvard y logró una beca para estudiar literatura en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Escribió en su diario que sentía que los hombres británicos eran “pálidos, neuróticos homosexuales”, en quienes no encontraba ningún atractivo.
Una noche de 1956, participó en una fiesta para celebrar el lanzamiento de una nueva revista literaria de Cambridge. Entre la poesía que admiraba estaba la de un poeta llamado Ted Hughes, quien al poco tiempo se convertiría en su marido. Durante su luna de miel en España, Sylvia escribió algunos de sus excelentes poemas.
A fines de junio de 1957, Sylvia y su marido llegan a Estados Unidos. Traen con ellos a su hija. Sylvia comienza a dar clases en el Smith College, pero pronto siente el trabajo tedioso. Bajo el incremento de un estrés emocional, pierde el interés por la escritura.
Por ese entonces, Ted recibe aclamación de la crítica por sus escritos y, por primera vez, Sylvia siente envidia de su esposo. Ella enferma y contrae pulmonía.
Durante las vacaciones de primavera de 1958 Sylvia escribe ocho poemas en ocho días. Las fricciones y desavenencias entre la pareja crecen hasta llegar a la mutua agresión física. En el verano se mudan a un apartamento en Boston. En el otoño trabaja a medio tiempo en el mismo hospital psiquiátrico donde estuvo recluida.
A principios de 1959, Sylvia intenta escribir en un estilo más “interior”, buscando dentro de sí misma y encarando los asuntos encontrados allí. Visita por vez primera la tumba de su padre y ello le inspira el poema “Electra on azalea path”. Conoce por ese entonces, mientras tomaba clases con el poeta Robert Lowell, a una joven empedernida fumadora llamada Anne Sexton, quien llegaría a ser una famosa poeta ganadora del Premio Pulitzer en 1967 y se suicidaría en 1974.
En diciembre del mismo año 1959, Sylvia y Ted vuelven a Inglaterra. Para febrero de 1960, la pareja se encuentra instalada en un pequeño apartamento de Londres. Sylvia firma un contrato para publicar su primer libro de poemas, The Colossus and other poems. En abril nace su segunda hija. Sylvia está asombrada del porqué no logra éxito de publicación en su propio país, aunque su marido inglés sí.
En enero de 1961, Sylvia se entera de que está preñada de nuevo, pero aborta en febrero y el suceso la deja devastada. Escribe algunos poemas con la mujer como tema. En septiembre, justo antes de mudarse de Londres a Devon, Sylvia descubre que está embarazada una vez más. En octubre presenta su novela The belljar a un editor inglés.
El 17 de enero de 1962 Sylvia da a luz a un niño y su marido siente alguna frustración. Ella se estresa y desarrolla el hábito de escribir en las quietas horas de la mañana.
The Colossus and other poems fue finalmente publicado en Estados Unidos en mayo de 1962, pero obtuvo una pobre aceptación. Las riñas y las peleas de Sylvia y Ted se hicieron más frecuentes y él encontraba repetidos pretextos para permanecer fuera del hogar.
En una ocasión Sylvia encendió una fogata en el patio, destrozó el único manuscrito de la novela en la cual estaba trabajando y lanzó los pedazos a las llamas. Posteriormente también quemaría más de mil cartas de su madre que mantenía guardadas, cajas llenas de epístolas de Ted y bosquejos de poemas.
En septiembre, Sylvia y Ted fueron a Irlanda e intentaron reconciliar el matrimonio, pero todo resultó vano esfuerzo. En la primera semana de octubre, Sylvia comenzó a escribir. En una semana compuso una serie de poemas colectivamente llamados Bees.
A pesar de un severo caso de gripe a mediados de octubre, Sylvia parecía luchar contra el inmenso estrés producto del hundimiento de su matrimonio. Del 11 de octubre al 4 de noviembre creó más de veinticinco poemas, la mayor parte de los cuales son lo mejor de su producción. El día de su cumpleaños escribió “Poppies in october” y “Ariel”, uno de sus más conocidos poemas que la identifican.
En diciembre, Sylvia se trasladó con sus niños a Londres, a un apartamento habitado por el poeta W. B. Yeats, a quien ella admiraba. Encaró su primera Navidad sin su marido. Sus amigos y familiares empezaron a sentir que a pesar del desafiante semblante de Sylvia y de sus expresiones de felicidad por estar separada de Ted, ella secretamente deseaba la reunión con él. Todos temían que ella cayera en una severa crisis emocional como la que padeció cuando falleció su padre.
El tiempo fue terrible en Londres al llegar enero de 1963 y logró empeorar la depresión de Sylvia, tal como sus amigos y médicos previeron. Su doctor intentó conseguirle una cama en los atestados hospitales psiquiátricos.
La mañana del 11 de febrero Sylvia desayunó pan y leche en el cuarto de los niños. Entonces rompió la ventana y selló la puerta con una cinta. Bajó las escalinatas y después de encerrarse en la cocina, se arrodilló frente al horno abierto y abrió la llave del gas. Su cuerpo fue descubierto esa mañana por una enfermera quien la tenía en su lista de visitas y un obrero que la ayudó a ingresar en la casa.
Seis meses antes de su muerte, Sylvia había escrito con sentimiento:
“...exiliada en una fría estrella, incapaz de sentir nada, excepto un horrendo torpor irremediable. Yo busco dentro del cálido, terreno mundo. Dentro de un nido de las camas de los amantes, de las camitas de niños, de las mesas de comida, de todo el sólido comercio de la vida en esta tierra, y me siento aparte, encerrada en una pared de cristal”.
Sylvia Plath fue enterrada el 16 de febrero en el cementerio de la familia de su esposo. Póstumamente llegó a ser más famosa que cuando estaba viva. Las circunstancias de su vida y de su muerte ayudaron a crear el “mito” de la historia de Sylvia Plath.
Después de poner en orden sus poemas provenientes de los manuscritos y agregarles otros escritos en los últimos días, en 1965 fue finalmente publicada la colección titulada Ariel y otros poemas.
La colección de Poemas escogidos de Sylvia Plath fue preparada por Ted Hughes en 1981 y en 1982 ganó, póstumamente, el Premio Pulitzer, del cual, sin duda, la propia Sylvia habría estado sumamente orgullosa.
Aunque su temprano estilo fue precozmente estudiado, el énfasis de Sylvia Plath se centró en lo autobiográfico, y debido a las revelaciones dolorosas en su obra tardía ha sido agrupada, junto a Robert Lowell y Anne Sexton, como una poeta confesional. Pero con gestos en su vida de desafío y exaltación, amor o desesperación, sus poemas reinventan modelos arquetípicos y una sucesión de amontonadas ideas y brillantes imágenes. La voz en sus poemas maduros está modulada por una ironía enfadada o asombrada.
Lo que Ted Hughes llamó su “energía verbal crepitante” es obvio que aparece en los poemas con ritmo demoníaco, contrastes tonales rápidos y mordaz precisión de palabra e imagen. Los marchitos poemas que Sylvia Plath escribió compulsivamente en los meses previos al suicidio —acerca de sus niños y su fallido matrimonio; acerca de la muerte y su imaginación— fueron considerados en una ocasión por Robert Lowell su “espantosa y triunfante realización”.
Los poemas de Sylvia Plath han sido traducidos, total o parcialmente, a varias lenguas: albanés, chino, checo, alemán, francés, holandés, griego, húngaro, italiano, macedonio, polaco, portugués, español, sueco...
Para el momento de su muerte, Sylvia Plath había escrito un gran volumen de poemas. Ella nunca desechaba ninguno de sus esfuerzos poéticos. Su actitud para con los versos era la de un artesano: si ella no podía lograr hacer una mesa, era completamente feliz si lograba una silla o, aun, un juguete. El producto final para ella no era tanto un poema exitoso, sino algo que había extenuado temporalmente su ingenuidad.
Su evolución como poeta sucedió rápidamente a través de una sucesión de mudanzas de estilo hasta que ella alcanzó su verdadero cuerpo y voz. Cada fresca fase tendía a darle a un grupo de poemas el valor de una expresión a una familia general de semejanzas y, usualmente, se asociaban con un particular tiempo y lugar.

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