domingo, 12 de agosto de 2012

Demócrito de Abdera









Hay que reconocer que la vida humana es frágil, que dura poco y que constantemente se ve sacudida por los golpes y las dificultades del destino; por lo tanto, no debe preocuparse uno por poseer, más que moderadamente, y medir la miserias según lo que es necesario.

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