martes, 21 de junio de 2016

José Manuel Arango




[Detrás de la ventana oscurece.]


Detrás de la ventana oscurece.
El libro cae abierto dorso arriba como una tortuga.

Afuera están las calles olorosas a sudor y a frutas podridas,
las calles del crepúsculo,
y lejos, en el flanco de la montaña, ralos pinares.

Miras. El cigarrillo cuelga del labio.
El saco cuelga del respaldo de la silla.

A la puerta de la pensión ríe ya la prostituta de cara pintada
y la hoja de guayacán, a sus pies, es un poco de polvo amarillo.

Pide el don de ver las calles, la vida, sin indiferencia y sin amargura.
El anochecer atestado de maldiciones y de sueños
y al pervertido pobre que corre tras su amor barato.

Detrás de la ventana habrá anochecido dentro de poco
y entonces, en vez de las calles y los techos, verás allí tu cara.


No hay comentarios: