jueves, 25 de marzo de 2010

El profeta Oseas


Profeta del Antiguo Testamento, hijo de Beeri y el primero del grupo de los Doce Profetas Menores. Nacido hacia el año 800 a. C. y fallecido alrededor de 725 a. C., desarrolló su ministerio en el reino del norte (Israel), de donde procedía. Oseas predicó bajo el reinado de Jeroboam II (782-753 a. C.), en el momento de la catástrofe de Samaria, predicha por Amós unos años antes, y en tiempo de Azarías, Jotán, Ajaz y Ezequías. Por lo tanto, hay que ubicarle entre los años 750 a 725 a. C.
Se le atribuye la autoría del llamado Libro de Oseas, en el que el profeta denuncia la infidelidad del pueblo para con Yahvé y revela el amor tierno de Dios, comparable al del esposo que perdona a su esposa infiel o al del padre que ama a su hijo rebelde. El profeta combate las bien conocidas tendencias idolátricas del reino septentrional y el culto del becerro de oro (una polémica que tendría en Jerusalén sabor arcaico), llamando a su pueblo a la piedad interior, a la devoción espiritual que lo unirá a Dios en unos esponsales de amor. La presunta tumba de Oseas se encuentra en el monte que lleva el mismo nombre, y todavía los beduinos le ofrecen sacrificios.

El casamiento de Oseas con una prostituta

Muchos expositores de la Palabra, en épocas pasadas y actuales, han tenido serias dificultades para considerar que un Dios santo pudiera ordenar a uno de sus siervos que contrajera matrimonio con una mujer que vivía en el pecado. De hecho, muchos judíos consideran que este relato no se refiere a hechos reales, sino a una representación simbólica de tales hechos. Algunos estudiosos modernos han adherido a este pensamiento. Otros, en cambio, desean ver en la revelación de Jehová a Oseas la actitud de Israel hacia su Dios mostrada a manera de parábola. Pero no necesariamente debemos interpretar el texto de esta manera. Cabe la posibilidad, por ejemplo, de que la expresión «mujer fornicaria» (cap. 1:2) estuviera indicando, de manera anticipada, lo que Gomer haría luego de su casamiento. Pero también, por otro lado, dicha expresión podría indicar también que Gomer ya llevaba una vida inmoral antes de casarse, lo que sería perfectamente comprensible debido a la tan baja situación espiritual en la que se encontraba el pueblo. En el Antiguo Testamento hallamos otro ejemplo de la relación entre un israelita y una prostituta: “Salomón engendró de Rahab (la ramera) a Booz...” (Mateo 1:5).

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