viernes, 27 de junio de 2008

6 poemas de Robinson Quintero Ossa

Elegía de humo

Se murió mi jíbaro
En una inesperada maniobra
del tiempo y sus censuras
se murió mi jíbaro
Él -tan acostumbrado a dar resurrecciones-

Todo va y viene
todo va y viene
No pediré disculpas por sus actos
Se murió mi médico
mi músico mi mago

¿Dónde puedo encontrarlo?
¿No dejó para mí
un paquete de fuerzas
una chispa de algo?
¿Se me fumó todo el cielo?

Si hay otro más allá
-si lo necesito entonces-
¿en qué postigo debo tocar?
Si en ese más allá
también se fuman los sueños



Sin amor

Camino por los baldíos de la ciudad
me complazco con el ruido de las hojas
silbo a los pájaros
espanto a las palomas

Sin amor canto en medio del mundo como en el centro
de un solar antiguo
traigo otra vez a casa mis afanes
miro desde mi ventana las horas
permanezco
persevero
doy de comer a las palabras



Autorretrato

El lápiz del poeta se asoma
por el bolsillo roto

Viene de las calles
de la lluvia
y espera

Se cuelga de la chaqueta raída
y está listo para el canto

¿Cuánto tiempo más
seguirá vagando
sin gorjeo?

Ocioso
y gastado
asoma su punta

Mira el día gris
sin canciones



Casa

Los que saltan de espejismo en espejismo
lo saben

Muchas cosas pueden abundar
otras faltar:
de sólo palabras no se hace
el poema

Caminar es ya tener una casa
Escribir es ya tener una casa

Dioses y adioses son los días
y para pocos son visibles




Rutas

Los pensamientos del chofer
mientras gira silencioso
con el volante el mundo
¿Qué bulle en ese solitario corredor de fondo
entretanto pasan árboles
precipicios
y sombras?
Mientras los pasajeros cabecean el sueño
¿qué le entretiene
y le mantiene despierto?
¿Cuántos pensamientos son dolores
cuántos alegrías
y cuáles sueños?
El bus sigue la ruta
Pero ellos
¿qué rumbos llevan?
CARNICERO


Fue el oficio de mi abuelo Trajinaba el día
entre moscas
y reses descuartizadas
con las manos empapadas en sangre

Mis ojos de niño se acostumbraron pronto
a mirar sin repulsión sus cuchillos
afilados
y su bata manchada por el uso

El ducho carnicero de pueblo lo hacía bien

Sin importarle su apariencia
ofensiva
e impura
prefería bromear mientras servía con gusto

Y en hojas jóvenes de plátano envolvía la venta con esmero
como si en vez de lonjas al por menor
ofreciera
robustas primicias de un dios

Robinson Quintero Ossa nació en Caramanta, Antioquia, Colombia en 1959. Es licenciado en Comunicación y Periodismo de la Universidad Externado de Colombia.

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