jueves, 30 de julio de 2009

Poemas de Sigurdur Pálsson


De soles y estaciones

IV

Nosotros de nuevo
y la noche danza
al son de una vieja música
con este tiempo cafetero

Nosotros de nuevo
en una huída cómplice
a través del crepúsculo
al encuentro de extraños contactos
Sentimos como todo se transforma en escenario
para nosotros y todo esto ha ocurrido
antes y sin embargo nada más que en un sueño
en otro siglo que vivimos
seguros cuando la amanecida nos protegía
de la noche que habita profundamente
en ti misma en mí

Nosotros de nuevo
en una noche indiferente
Buscamos nuestro rostro todavía
más allá del teléfono
más allá del café
más allá de las máquinas y de los cristales
Encerrados en la cabina de nuestra vida
en coche en tren en casas
o en la soledad de esta sala

Llena de gente


En el séptimo piso


Desde los balcones
de un séptimo piso
es fácil
mirar las cosas con ojos lejanos

Un poco más de lo que
alcanza la vista
grandes edificios
todos iguales
jardines intercalados
y mar hacia fuera
y monte hacia arriba
y estrellas en la daltónica noche

Ahí sale ella del bar echando pestes
y él trotando detrás
ella se vuelve bruscamente
descompuesta y vestida de blanco
y él
la abraza con sus zarpas
primero más indefenso que ella
y más calmado
pero luego también se enfurece vestido de blanco

Los dos igual de furiosos
¡pégame si te atreves!
¡déjame en paz!
¡ya versa!
¡anda atrévete!
¡y qué si…! ¿eh?
¿por qué siempre tienes que…?
¡sí, cómo!

Ay qué fácil es
quedarse aquí
en el séptimo piso
y especular
sobre esa casa de los líos a ras del suelo
sobre ese circo humano por los suelos
Mantener la calma
Es trabajo fácil
y el mar hacia afuera y la montaña arriba
y las estrellas en la daltónica noche
Con ojos lejanos



Taxi


Se le puede pedir
Al taxista que suba la radio
Que suba la ventanilla
Que baje la calefacción

O
Que baje la radio
Que baje la ventanilla
Que suba la calefacción
Pero
las lágrimas siguen sin embargo buscando
La meteoróloga de la radio
Sube y baja
El cristal de la ventanilla también seco
La temperatura sube y baja
El taxímetro corre y las lágrimas
Siguen buscando abrirse camino abriéndose camino
Hasta que alcanzan la voz

Una canción ya suena en la radio
Una canción sin consideración y sin propósito
Una corriente de aire frío
Se cuela por la ventanilla abierta
Pelea con el aire caliente de la calefacción
El taxímetro sigue corriendo insaciable
Continúa la marcha

Nadie dice nada
Nada sube ni baja
La canción sigue
Las lágrimas pesan sobre la voz
Todo el camino hasta el aeropuerto



Mi casa


No le falta casi nada
a mi casa
casi nada
Le falta la chimenea
A eso te acostumbras
Le faltan las paredes
y los cuadros de las paredes
¡Qué le vamos a hacer!

No le falta mucho
a mi casa
Le falta la chimenea
Así no echa humo mientras tanto
Le faltan las paredes
y las ventanas
y las puertas

Pero es cómoda mi casa
Por favor
Sentaos
No tengáis miedo
Tomaremos algo
partiremos el pan probaremos el vino
encenderemos la chimenea

Miraremos
no, admiraremos los cuadros
de las paredes

Por favor
entrad por la puerta
o por las ventanas
o si no por las paredes



Sigurður Pálsson nació en la zona rural de Skinnastaðir, norte de Islandia, el 30 de Julio de 1948. Poeta y traductor, estudió Literatura y Teatro en la Universidad de la Sorbona y francés en Toulousse y en París. Completó estudios como director de cine en el Conservatoire Libre du Cinéma Français. Fue conferencista en la Escuela de Teatro de Islandia, los primeros tres años desde su fundación en 1975. También ha trabajado como corresponsal extranjero y consejero, profesor en la Universidad de Islandia y ha incursionado en el cine y en la televisión. Fue presidente de la Alianza Francesa de 1976 a 1978 y Presidente de la Unión de Escritores de Islandia de 1984 a 1988. Obra poética: Ljóð vega salt (Poemas en equilibrio), 1975; Ljóð námu völd (Poemas poder de mina), 1993; Ljóðlínuskip (Barco de poemas), 1995; Ljóðtímaleit (Busca el Tiempopoesía), 2001. Novelas: Parísarhjól (Rueda de París), 1998; Blái þríhyrningurinn (El triángulo azul), 2000; y Næturstaður (Lugar de una noche), 2002. “Para empezar, es bueno recordar que la poesía está hecha de lenguaje. Más que cualquier otro texto literario, la poesía usa la habilidad del lenguaje, llamada connotación, la habilidad del lenguaje para decir más que una cosa al mismo tiempo, en el mismo verso, en pocas palabras, de una forma condensada. Hay más que uno y sólo un significado en un poema, la poesía está siempre buscando, siempre dudando (una “prolongada duda entre sonido y sentido, decía Paul Valéry) – siempre usando las características connotativas del lenguaje. Este es el uso poético del lenguaje; podríamos llamarlo la dimensión poética del lenguaje. Y no concierne sólo a la escritura de un poema sino también (y esto es muy importante) a la lectura de un poema (o a la escucha de un poema). La dimensión poética del lenguaje debe ser mantenida viva y defendida. ¿Por qué es importante? Porque combate todos los tipos de parcialidad, todos los tipos de pensamiento unilateral. El lenguaje y su uso es un campo de batalla.

No hay comentarios: