jueves, 17 de septiembre de 2009

Poemas inéditos del libro HASTA EL FIN DE LOS NÚMEROS - Gustavo Adolfo Garcés


30

En el árbol
el viento se inclina

nada estropea
ese gesto familiar
que conozco de memoria

ni siquiera estas palabras

porque usándolas
no le quito intimidad

miro esa correspondencia
sin descender en mí mismo

sin mirar dentro
lo que tengo delante

ni árbol ni viento
se engañan

juntos no son nunca
una forma fija


134

Esa palabra
no sabe de pompas

a pelo y sin freno
entra en el fragor

qué voz persigue

qué esperanza

no deja a los vientos
su cuidado

ni parece someterse
a la prudencia

adónde llegará
oscuramente armada

qué ímpetu qué choque
le harán perder el disfraz


302

La nieve la hizo blanca

a ella

la muchacha
en la montaña blanca

cambiaron los límites

se desbordaron entre ella
y lo blanco

quién se nutre
de la luz de quién

ahora son más
las cosas comunes

mi voz
y mis manos se van
adonde dice la nieve


331

Las palabras

pequeños
episodios
que ruedan
al olvido

voces
que no están siempre
a nuestro alcance

las cosas
en que se funda
una canción

lo que se nos ha podido
decir

deseos
que apenas
se atisban

versos

segmentos
de la tregua


360

El deseo

va por donde mejor
se le antoja

no hay quien ponga
sus hazañas
en el justo lugar

el ardor y el afán
hacen que cambie
de forma

hay que verlo
languidecer
después de la tormenta

tiene más dedos que el verso


495

Nada me importuna

pareciera que el mundo
es capaz de curarse

las almas se hermosean
ahora que hemos envejecido

todos los que soy
se unen en sosiego
y reluce con el vaso
mi pobre vida atareada

veo como en un sueño
los tejados

converso en silencio
con mis muertos


553

A la provincia más lejana
se fue mi amigo muerto

ya no tiene rostro
pero conserva la alegría

la canción del coro dice
que lo esperan una mesa limpia
y un sitio claro
sin asperezas

tendré que inventarme la vida

aprender que su silencio
es la última farsa

un juego de engaño y apariencia

soñar que su cautiva condición
es un buen vino

quisiera que no sepan de esta herida


604

Me pedías
una palabra humilde

en la que pudiésemos
ver las cosas como salen
de las manos de Dios

la tela vil de la araña

la fuerza del río

los versos simples
de los nuevos usos


714

La tormenta te llena
de silencio

y se va a otro lugar
tu corazón

escucho crecer
el arroyo

el cielo se fue
por el desfiladero

la noche y tú
pueden ponerse peor


1094

El viento que te espía
me trae tus noticias

cruzó de nuevo el mar
para darme su consejo

aprender
que no me amas

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