Una bandera señala el lugar
¡Y qué tienda elegante! El vino
es el mejor de los alrededores
y la medida siempre justa.
¿Y te quejas de las ventas escasas?
¿No será culpa de los perros
que al cliente que llega le clavan
los colmillos en los talones?
Han-shan (China)
¡Y qué tienda elegante! El vino
es el mejor de los alrededores
y la medida siempre justa.
¿Y te quejas de las ventas escasas?
¿No será culpa de los perros
que al cliente que llega le clavan
los colmillos en los talones?
Han-shan (China)
Ifigenia
No hablé
a ningún dios
nada me ha sido dado
escucharles
sin embargo
todo en mí
sobre esta piedra
les pertenece.
No hablé
a ningún dios
nada me ha sido dado
escucharles
sin embargo
todo en mí
sobre esta piedra
les pertenece.
Lucía Estrada (Colombia)
Mil hombres
Mil hombres han cruzado esta puerta
pero no por un milagro las sábanas se conservan
limpias.
El mismísimo Dios creó la camarera que tiende
y brilla
su cama de bronce como un trono.
He aquí la blanca pista de los perdedores
donde el fantasma del amor no se atreve a
danzar
por frágiles hielos
Mirad por un momento esta fugaz visión del
hombre acabado.
Aún son rojos sus labios cuando besa la puta
más hermosa del pueblo.
Héctor Ignacio Rodríguez (Colombia)
Mil hombres han cruzado esta puerta
pero no por un milagro las sábanas se conservan
limpias.
El mismísimo Dios creó la camarera que tiende
y brilla
su cama de bronce como un trono.
He aquí la blanca pista de los perdedores
donde el fantasma del amor no se atreve a
danzar
por frágiles hielos
Mirad por un momento esta fugaz visión del
hombre acabado.
Aún son rojos sus labios cuando besa la puta
más hermosa del pueblo.
Héctor Ignacio Rodríguez (Colombia)
Domingo
El avión teje los hilos telegráficos
y la fuente canta la misma canción
En la cita de los cocheros el aperitivo
es anaranjado
pero los maquinistas de las locomotoras
tienen los ojos blancos
la señora ha perdido su sonrisa en los bosques
Philippe Soupault (Francia)
El avión teje los hilos telegráficos
y la fuente canta la misma canción
En la cita de los cocheros el aperitivo
es anaranjado
pero los maquinistas de las locomotoras
tienen los ojos blancos
la señora ha perdido su sonrisa en los bosques
Philippe Soupault (Francia)
Literatura
Hoy quisiera escribir hermosos versos
como aquellos que en la escuela leía
eso me ponía al revés los sueños
quizá también yo sea un tanto loco
Pero contar palabras juntar sílabas
me parece cosa aburrida obra de hormiga
perderé mi latín mi chino mi árabe
y hasta el sueño mi solícito amigo
Como hablo escribiré y mala suerte
si desde la penumbra algún gramático
quisiera con despecho condenarme
otra ciencia hay y pudo confundirlo
Robert Desnos (Francia)
Hoy quisiera escribir hermosos versos
como aquellos que en la escuela leía
eso me ponía al revés los sueños
quizá también yo sea un tanto loco
Pero contar palabras juntar sílabas
me parece cosa aburrida obra de hormiga
perderé mi latín mi chino mi árabe
y hasta el sueño mi solícito amigo
Como hablo escribiré y mala suerte
si desde la penumbra algún gramático
quisiera con despecho condenarme
otra ciencia hay y pudo confundirlo
Robert Desnos (Francia)
Altura y pelos
¿Quién no tiene su vestido azul?
¿Quién no almuerza y no toma el tranvía,
con su cigarrillo contratado y su dolor de bolsillo?
¡Yo que tan sólo he nacido!
¡Yo que tan sólo he nacido!
¿Quién no escribe una carta?
¿Quién no habla de un asunto muy importante,
muriendo de costumbre y llorando de oído?
¡Yo que tan sólo he nacido!
¡Yo que tan sólo he nacido!
¿Quién no se llama Carlos o cualquier cosa?
¿Quién al gato no dice gato gato?
¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!
¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!
César Vallejo (Perú)
¿Quién no tiene su vestido azul?
¿Quién no almuerza y no toma el tranvía,
con su cigarrillo contratado y su dolor de bolsillo?
¡Yo que tan sólo he nacido!
¡Yo que tan sólo he nacido!
¿Quién no escribe una carta?
¿Quién no habla de un asunto muy importante,
muriendo de costumbre y llorando de oído?
¡Yo que tan sólo he nacido!
¡Yo que tan sólo he nacido!
¿Quién no se llama Carlos o cualquier cosa?
¿Quién al gato no dice gato gato?
¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!
¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!
César Vallejo (Perú)
Stanza
unos cascos de limón
contra las sienes de la fiebre se frotarán.
sus cáscaras marchitas por olvidos, por recuerdos,
en el suelo simple, ahora,
y llanamente testimonian el vacío.
Amílcar Osorio (Colombia)
unos cascos de limón
contra las sienes de la fiebre se frotarán.
sus cáscaras marchitas por olvidos, por recuerdos,
en el suelo simple, ahora,
y llanamente testimonian el vacío.
Amílcar Osorio (Colombia)
Concierto de Rock en el Vaticano
Extraña mujer ha llegado a mi vida.
Tiene la nariz de Atenea
esculpida por Fidias.
La mirada de Greta Garbo
buscando amor en el blanco telón de un cinematógrafo
y canta con la sensualidad de Madonna.
Me dice: Espérame ya regreso,
debo dar un concierto de rock en el Vaticano.
Es verdad. Veo el concierto por televisión.
Las once mil vírgenes gritan histéricas
desgarrando sus vestiduras.
Esta extraña mujer se pasea por todas las habitaciones, desnuda.
Fuma marihuana, desnuda.
Baila sobre mi libro preferido: “Histoire d´O”, desnuda.
Cansada la acuesto
y tengo que besarle las nalgas para que se quede dormida.
Ella, en cambio, no besa, muerde.
Mi cuerpo está lleno de cicatrices.
Cuando me desea, no dice: “Ven, penétrame”.
Comienza a rugir como una leona en celo.
Antes de que saque las garras y me devore
me le monto encima.
Y así nos quedamos meses enteros haciendo el amor.
Hasta que el Papa la manda a llamar
para que dé otro concierto de Rock en el Vaticano.
Elmo Valencia (Colombia)
Extraña mujer ha llegado a mi vida.
Tiene la nariz de Atenea
esculpida por Fidias.
La mirada de Greta Garbo
buscando amor en el blanco telón de un cinematógrafo
y canta con la sensualidad de Madonna.
Me dice: Espérame ya regreso,
debo dar un concierto de rock en el Vaticano.
Es verdad. Veo el concierto por televisión.
Las once mil vírgenes gritan histéricas
desgarrando sus vestiduras.
Esta extraña mujer se pasea por todas las habitaciones, desnuda.
Fuma marihuana, desnuda.
Baila sobre mi libro preferido: “Histoire d´O”, desnuda.
Cansada la acuesto
y tengo que besarle las nalgas para que se quede dormida.
Ella, en cambio, no besa, muerde.
Mi cuerpo está lleno de cicatrices.
Cuando me desea, no dice: “Ven, penétrame”.
Comienza a rugir como una leona en celo.
Antes de que saque las garras y me devore
me le monto encima.
Y así nos quedamos meses enteros haciendo el amor.
Hasta que el Papa la manda a llamar
para que dé otro concierto de Rock en el Vaticano.
Elmo Valencia (Colombia)
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